Quizás ya te gusta tu reflejo cuando lo miras, puede ser que hayas alcanzado muchas metas desde que comenzaste a hacer ejercicio, pero te queda un objetivo por cumplir: fortalecerte.

Scott Herman, experto en fitness, asegura que depende de cuál sea tu objetivo. Hay quienes solo desean deshacerse de la pancita, mientras que otros solo se conformarán con tener un lavadero.

El sudor es muy incómodo: mancha la ropa, entorpece las relaciones sociales y en general es visto como algo vergonzoso. Por eso, al terminar tus entrenamientos, lo primero que haces es correr a darte un baño. Para las personas con hiperhidrosis, esta es una realidad de todos los días: vivir con esta condición significa estar todo el tiempo incómoda, acumulando transpiración en varias partes del cuerpo, especialmente las palmas de las manos, las plantas de los pies, las axilas y el rostro.

Si bien la alimentación es fundamental para tener un cuerpo saludable, el ejercicio juega un rol relevante. El sedentarismo no solo influye en la belleza del cuerpo, sino (y lo más importante) en la salud. Una persona que no hace ejercicio puede sentirse cansada, tener dificultad para concentrarse, tener estrés y, también, sufrir retención de líquidos y más problemáticas.

Si hace tiempo estás yendo al gimnasio, te comprometiste de forma total con tu rutina de ejercicios, no has tenido un solo día de retraso, pero aún así no estás viendo resultados, podría ser que estuvieras cometiendo uno de estos errores (son más comunes de lo que crees).

Tener unos brazos fuertes mejora la postura y activa el metabolismo, de acuerdo a The Motion Room. Esto significa que es mucho más que una preocupación estética.