Isaías Alvarado

A principios de mayo, la familia Villatoro llegó junta a un albergue de Tijuana, en México. Las cosas cambiaron cuando la madre y sus cuatro hijos se presentaron ante las autoridades migratorias para pedir asilo en la garita de San Ysidro. El hijo mayor ahora se encuentra en un centro de detención en California, la madre en uno de Texas, los tres hijos menores en Nueva York y el padre en Tijuana. Este es solo un ejemplo del impacto de la política de 'tolerancia cero' del gobierno Trump.

Elizabeth es una de los más de 350,000 ciudadanos de EEUU que están casados con una persona que enfrenta problemas con las autoridades migratorias. Tuvo que mudarse a Zacatecas en 2015 para que sus hijas crecieran al lado de su padre, quien fue deportado hace casi cinco años.

El debut del seleccionado mexicano en Rusia desató varias celebraciones esporádicas en el sur de California y en todas tuvo que intervenir la Policía como medida de prevención. Estos fueron algunos incidentes ocurridos desde la mañana del domingo y hasta la madrugada de este lunes.

Desde hace ocho años un hotel en ruinas en el centro histórico de Mexicali, en Baja California, se ha vuelto el último descanso de los centroamericanos que se dirigen a Estados Unidos. El lugar ofrece un espacio para dormir y una cobija para taparse. Quienes llegan pasan una situación aún peor que la de mexicanos deportados en Tijuana.

Al agente migratorio Billy Brickett lo arrestaron bajo sospecha de agresión y fue liberado tras el pago de una fianza, pero el caso permanece bajo revisión de posibles cargos criminales, según indicó la Fiscalía del condado de San Diego.

Miles de ciudadanos salieron a las calles para protestar contra la política migratoria de Trump, pero no fueron eventos masivos. Los demócratas se unen a los activistas y llaman "inhumana" la estrategia del gobierno.