Entre los encontrados culpables por la muerte de la activista en 2016 está Sergio Ramón Rodríguez, un gerente de la compañía energética contra la que Cáceres y su grupo se manifestaban por la construcción de una hidroeléctrica.

El excapitán Santos Rodríguez Orellana asegura que mientras estuvo en servicio conoció cómo funciona el narcotráfico y sus supuestos nexos con altos mandos de las Fuerzas Armadas de ese país. También dice que ya había denunciado la presunta vinculación de Juan Antonio Hernández, hermano del presidente de Honduras, con esa actividad delictiva.

Los recientes disturbios con el uso de gases lacrimógenos, así como el sufrimiento que viven lejos de sus familias y en precarias condiciones de vida, ha hecho que muchos desistan y opten por volver a su país de origen.

El país centroamericano tiene niveles impactantes de violencia y debido al derramamiento de sangre, el deterioro de las condiciones socioeconómicas y la corrupción lo hacen particularmente propicio para un éxodo.

Varias comunidades en Honduras han vivido durante años entre la basura que proviene de Guatemala. Los daños son considerables y han aniquilado los arrecifes coralinos de la zona costera.

El consulado de Honduras en Dallas pidió respeto por sus connacionales y condenó los enfrentamientos registrados el pasado domingo; además, reiteró a la ONU la petición de acompañamiento y protección a los migrantes. Por otro lado, autoridades de El Salvador asesoran a más de 400 centroamericanos que han decidido retornar voluntariamente a su país natal.