Pese a la fuerza del fenómeno, que también afectó a 16 condados de Texas, no hubo muertos ni heridos que lamentar. Ahora empiezan las labores de recuperación, mientras el gobernador Greg Abbott declaró zona de desastre en las áreas golpeadas.

Las autoridades reportaron que varios planteles del norte de Texas sufrieron estragos en sus fachadas y techos, razón por la cual se vieron obligados a suspender clases. Estudiantes del área mostraron su pesar al conocer cómo terminaron sus instituciones educativas.

Vidrios rotos, árboles caídos y estructuras destrozadas fueron algunos de los efectos de las difíciles condiciones climáticas registradas en la noche del pasado domingo. La preocupación embarga a varias familias que aseguran no saber qué hacer luego de haber perdido la mayoría de sus bienes tras la emergencia.

La declaratoria del gobernador de Texas pone recursos estatales a disposición de los funcionarios locales tras las devastadoras tormentas en el este y norte del estado.

Mientras las autoridades y equipos de rescate intentan controlar las llamas por aire y tierra, residentes del área afectada han tenido que dejar sus hogares como medida preventiva.

Autos, postes de electricidad, semáforos y árboles fueron impulsados por fuertes vientos de hasta 70 millas por hora. No se reportaron muertes, pero sí varios heridos. Las clases han sido suspendidas en varias escuelas del Metroplex.