Varias cuadrillas de trabajadores se encuentran en esta área de la ciudad tratando de levantar las ramas, cables y árboles caídos tras el azote de los tornados registrados el pasado domingo en la noche, pero las difíciles condiciones climáticas de las últimas horas han impedido que esto se realice con éxito.

Las autoridades han informado que al menos 21,000 acres han sido consumidas y que el siniestro solo ha sido contenido en un 5%. Por otro lado, 49 estructuras resultaron afectadas y decenas de viviendas fueron evacuadas.

Las autoridades han restringido el paso de vehículos como medida preventiva, mientras los bomberos batallan con las llamas por aire y tierra. Además, advierten a la comunidad por la mala calidad del aire en la zona.

Las escuelas Cigarroa, Kramer y Burnet pudieron retomar sus respectivas clases luego de que el servicio eléctrico fuera restituido en la noche del miércoles. Por su parte, la secundaria Pershing continúa sin luz y sus alumnos tendrán que seguir asistiendo a otra institución.

Al menos 18 tráilers y 28 camiones llegarán a las zonas más afectadas y tendrán como misión despejar las vías de árboles caídos y las ruinas que dejaron los fenómenos naturales.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) aconsejan que para dar inicio a este proceso tras un desastre natural es importante contar con una autorización de seguridad, hacerlo durante el día, prestar atención a los ruidos u olores, contar con elementos de protección y procurar no hacer uso de generadores al interior de las propiedades.