Pekín, uno de los más grandes importadores mundiales de petróleo iraní, condena la decisión del gobierno de Trump de imponer sanciones a los países que compran crudo iraní, suspendiendo las vigentes exenciones, que incluyen a China y otros siete países.

El alcalde Bill de Blasio sancionó este lunes un paquete de 10 leyes creadas con el fin de reducir las emisiones de carbono en el área. Una de ellas pide que 50,000 edificios de más de 25,000 pies cuadrados modernicen sus sistemas de calefacción obsoletos y se conviertan en lugares eficientes en el consumo de energía, lo cual generaría la creación de aproximadamente 20,000 puestos de trabajo al año, según líderes sindicales.

Organizaciones a favor de normalizar las relaciones entre los dos países enviaron cartas a los líderes religiosos con el objetivo de luchar para que permanezca la paz entre las naciones. Los manifestantes aseguran que estas medidas, en las que se incluye un control a las remesas y a los viajes turísticos, le hacen daño al pueblo cubano.

Washington había dado 180 días a ocho países para que dejen de comprar petróleo a Irán. Ahora finalizará ese plazo con el fin de " llevar a cero las exportaciones de petróleo de Irán, negando al régimen su principal fuente de ingresos", según la Casa Blanca.

La decisión tiene la intención de presionar al gobierno de Teherán y obligar a los clérigos gobernantes a frenar sus acciones militares en el Medio Oriente, dijeron funcionarios a 'The New York Times'. Washington buscará compensaciones a través de otros proveedores como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos.

A través de su asesor de Seguridad John Bolton, EEUU anunció una serie de medidas contra el Banco Central de Venezuela, el banco Bancorp de Nicaragua y uno de los hijos del presidente nicaragüense Daniel Ortega, pero las sanciones más amplias fueron contra Cuba. A partir de ahora los estadounidenses podrán demandar a compañías extranjeras que operen en propiedades confiscadas en la isla tras el triunfo de la revolución castrista.