El Consejo Supremo Electoral nicaraguense anunció en las primeras horas del lunes unos resultados preliminares que daban a Ortega el 75%, mientras los encuestadores de la oposición afirman que sólo hubo un 18.5% de participación.

El proceso electoral que se vivió este domingo fue catalogado por parte de la comunidad internacional como ilegítimo. Esto, junto a la represión que el gobierno ejerció contra manifestantes en el año 2018 y la detención de aspirantes presidenciales de la oposición, motivó a muchos nicaragüenses a no acudir a los puestos de votación. Mientras tanto, los simpatizantes de Ortega se mostraron eufóricos y celebraron en las calles del país. Más noticias aquí.

Mediante un pronunciamiento, el presidente de Estados Unidos dijo que la jornada electoral en suelo nicaragüense no fue “ni libre, ni justa y, ciertamente, no fue democrática”. A la par, cuestionó la censura a los medios independientes y prometió que usará toda las herramientas diplomáticas y económicas para ayudar a la comunidad oprimida por el régimen de Daniel Ortega.

El presidente Joe Biden aseveró en un comunicado difundido por la Casa Blanca que la elección en el país centroamericano "no fue ni libre ni justa, y ciertamente no democrática". Daniel Ortega ganó los comicios para un cuarto mandato con 75% de los votos, según la autoridad electoral.

La jornada acabará con la cantada reelección de Daniel Ortega, a la par de que al menos 39 opositores, entre ellos siete posibles candidatos presidenciales, están como presos políticos o siendo parte del exilio. Autoridades de distintos países han calificado los comicios como "ilegítimos" debido a la falta de observación electoral internacional. Más información aquí.

Cientos de personas llegaron hasta el consulado de Nicaragua en Miami para protestar contra lo que ellos consideran una “farsa electoral”, ya que Daniel Ortega terminaría siendo reelegido por cuarta vez como presidente. Según expertos, el abstencionismo reinará en dichas elecciones, pero el régimen intentará ocultarlo para dar una imagen de supuesta legalidad.