Un comité de la Cámara baja debatió este lunes una propuesta de ley que busca acabar con la pena de muerte en Texas. Sin embargo, algunos congresistas opinan que debe limitarse sólo en ciertos casos.

En espera quedó la inminente ejecución de 8 reclusos, mientras un juez investiga el origen del fármaco que se usaría para la inyección letal, esto después de que la empresa Mc-Kesson argumentara que el químico no fue vendido para ese fin.

Las inyecciones letales tienen el promedio de más fallas entre todos los métodos que se han implementado en el país. De las 1,054 que se realizaron hasta 2010, en unas 75 hubo errores de procedimiento que generaron sufrimiento al preso, según investigaciones del profesor de Ciencias Políticas Austin Sarat en su libro Gruesome Spectacles.

Una proveedora de medicinas le dio un giro inesperado a estas ejecuciones. Argumentó que no vendió el fármaco para ser usado como parte del cóctel de la muerte y con eso frenó temporalmente la ejecución de seis reos que ocurrirían consecutivamente a partir del lunes.

Amnistía Internacional dio a conocer su informe anual sobre la pena capital en el que destaca que EEUU, con apenas 20 ejecuciones en 2016, cayó a mínimos históricos. "Nadie ejecuta a la escala de China, ni con ese secretismo ni con esa rapidez", afirma la organización.

El caso fue resuelto por la Corte Suprema Corte de Estados Unidos tras determinar que el reo sufre de discapacidad intelectual, lo cual lo exonera de la ejecución.