Andrew Urdiales, el niño torturado por sus padres que se convirtió en asesino serial de mujeres

De los ocho asesinatos que confesó haber cometido, cinco los llevó a cabo en el sur de California y está siendo enjuiciado por ellos en el condado de Orange. La defensa pretende evitar la pena de muerte con el argumento de que su conducta criminal es producto de la tortura que sufrió en la infancia, además del síndrome de alcoholismo fetal que padeció y de que fue víctima de 'bullying' tanto en la escuela como en la Marina.

El asesino serial Andrew Urdiales enfrenta juicio por cinco homicidios en el sur de California.
El asesino serial Andrew Urdiales enfrenta juicio por cinco homicidios en el sur de California.
Imagen Murderpedia.org

LOS ÁNGELES, California.– La tortura a la que Andrew Urdiales fue sometido por sus padres cuando era niño y el acoso o 'bullying' que sufrió en la escuela y cuando estuvo en las Fuerzas Armadas lo habrían convertido en un asesino serial que acabó con la vida de ocho mujeres entre 1986 y 1996.

PUBLICIDAD

Así lo planteó el abogado defensor de Urdiales durante la primer audiencia del juicio que esta semana inició en una corte del condado de Orange por cinco asesinatos que confesó haber cometido en el sur de California.

Andrew Urdiales, de 53 años, fue sentenciado a cadena perpetua en 2002 en el estado de Illinois por la muerte de otras tres mujeres y fue extraditado a California para enfrentar otro juicio que podría llevarlo al corredor de la muerte.

Para intentar salvarlo de la pena capital, el abogado Ken Morrison argumentó en la apertura del juicio que su cliente es producto del trauma que los padres le causaron por las golpizas y el abuso sexual por parte de otros familiares.

Torturas, 'bullying' y acoso

El abuso infantil, dijo el abogado defensor, comenzó desde que estaba en el vientre de su madre, una mujer enferma que durante el embarazo continuó su adicción a la bebida, lo que provocó que Urdiales desarrollara problemas mentales por el síndrome de alcoholismo fetal.

También señaló que Urdiales padece daño cerebral, que escucha voces, que creció con ira, que padece del síndrome de Tourette, un trastorno del sistema nervioso que genera una conducta obsesiva compulsiva, y que por ello sus acciones no fueron frías y calculadoras.

"Nunca siente alegría, satisfacción, ni emoción ni felicidad", dijo Morrison sobre los sentimientos que describió Urdiales después de los asesinatos. "Él dice no sentir nada en absoluto. Las cosas se vuelven tranquilas, pacíficas, una sensación de calma".

PUBLICIDAD

El acusado vivió su niñez en Burnham, Illinois, una comunidad predominantemente blanca donde los hispanos como él eran víctimas de ataques racistas, como las varias ocasiones que estrellaron huevos y colocaron heces fecales en la casa y el automóvil de la familia.

De niño fue víctima de acoso escolar o 'bullying', era golpeado casi a diario en la escuela y no podía defenderse, según el abogado. Luego ingresó a la Marina estadounidense, donde también padeció de humillaciones por parte de sus compañeros que lo apodaban 'El Cabo Urinales'.

Los asesinatos de Urdiales

El primer asesinato que Andrew Urdiales reconoció haber cometido ocurrió el 18 de enero de 1986. Tenía 21 años y era miembro de las Fuerzas Armadas establecido en la base de Marines de Camp Pendleton, en San Diego, California.

Ese día Urdiales visitó el campus del Saddleback College de Mision Viejo, en el condado de Orange, donde vio a una estudiante que caminaba por el estacionamiento.

Era Robbin Brandley, de 23 años, a quien eligió al azar para ser su primer víctima: le asestó 41 puñaladas mientras la obligaba a verlo a los ojos.

"No había nadie más en el mundo, sólo yo y ella... Creo que pudo haber sido cualquiera. Esa es la razón por la que Robbin Brandley tuvo que morir", recordó el fiscal de Orange las palabras de el asesino cuando confesó el crimen.

Otra de sus víctimas en el sur de California fue Julie McGhee, de 29 años, una prostituta del condado de Riverside, a quien el 17 de julio de 1988 contrató por 40 dólares. La llevó a un terreno desolado de Cathedral City para tener sexo y luego asesinarla de un tiro en la cabeza. Antes de abandonar el cuerpo, Urdiales tomó el dinero que le había pagado.

PUBLICIDAD

La noche del 25 de septiembre de 1988 el atacante serial concertó una cita con otra prostituta, Mary Ann Wells, de 31 años, a quien también mató de un balazo en la cabeza y dejó su cuerpo en un callejón del centro de San Diego.

A Tammie Erwin, de 20 años, la asesinó de tres disparos el 16 de abril de 1989 y luego arrojó el cadáver en una zona remota de Palm Springs.

Antes de terminar el servicio militar y regresar a su natal Illinois, el 11 de marzo de 1995 raptó a Denise Maney, de 32 años, la maniató, la violó y la apuñaló en repetidas ocasiones hasta matarla.

Tres años antes había intentado hacer lo mismo con Jennifer Asbenson, de 19 años, a quien secuestró para llevarla a una zona alejada de Desert Hot Springs y violarla, pero antes de que pudiera asesinarla, la chica escapó.

Tres homicidios de Urdiales ocurrieron en los alrededores de Chicago, donde trabajaba como guardia de seguridad.

Un mes después de mudarse a Illinois, el 14 de abril de 1995, mató de un balazo en la cabeza a Laura Uylaki, de 25 años, en el condado Cook.

El 14 de julio de 1996 también de un tiro en la cabeza asesinó a Cassandra Corum, de 21 años, cuyo cuerpo fue encontrado flotando en el río Vermillion del condado Livingston.

Su último asesinato ocurrió el 2 de agosto de 1996 cuando a Lynn Huber, de 22 años, a quien subió a la fuerza a su camioneta, le disparó en repetidas ocasiones, pero sólo acertó en una ocasión. Luego la trasladó al lago Wolf, en el condado Cook, y antes de arrojarla al agua le asestó varias puñaladas.

PUBLICIDAD

Urdiales fue arrestado en 1997 en Hammond, Illinois, y llevado a juicio por sus tres últimos asesinatos. Fue sentenciado a cadena perpetua y luego trasladado a California para responder a los primeros cinco homicidios que confesó haber cometido.

Vea también:

Video Peligroso asesino y violador en serie ha evadido su captura por 40 años