Manifestantes ignoraron el toque de queda y se enfrentaron a la policía de Kenosha en Wisconsin, en disturbios en los que se ha reportado al menos a dos personas sin vida. Mientras tanto, Jacob Blake, el hombre cuyo incidente reavivó las tensiones raciales en EEUU, se encuentra paralizado de la cintura para abajo; sus familiares afirman que solo un milagro le permitiría caminar.

Mientras un grupo de residentes y activistas se manifestaba en oposición al incremento en la renta que tiene a una oficina postal, ubicada en los predios del complejo industrial, a punto de ser desalojada, dueños de pequeños negocios le pedían al concejo municipal que apruebe la rezonificación, argumentando que solo traerá progreso.

La ciudad de Kenosha se ha convertido en el escenario de disturbios y manifestaciones en contra de este caso, que ha vuelto a poner en tela de juicio los procedimientos de la policía cuando estos involucran afroestadounidenses. Por otro lado, familiares de la víctima se mostraron indignados durante una conferencia de prensa y exigieron que los uniformados relacionados con el incidente sean arrestados de inmediato. Más información aquí.

Las protestas en la ciudad han aumentado luego de que se supiera que el joven afroestadounidense podría quedar paralítico luego de haber recibido siete disparos por parte de un oficial. El padre de la víctima exigió una investigación transparente de lo sucedido y pidió que se ponga bajo arresto al uniformado responsable.

Los manifestantes alegan que, luego de sindicalizarse por demoras en sus salarios y otros problemas, su patrón decidió no firmar sus contratos y, además, dejarlos sin empleo de forma arbitraria.

El cuarto día de manifestaciones por la Convención Nacional del Partido Republicano, que apenas el lunes terminó su primera jornada, terminó con siete personas arrestadas y dos más tuvieron que ser hospitalizadas.