Una cámara de seguridad de una casa captó el momento en que el camión estalló y se incendió. Los bomberos sofocaron el fuego, pero la correspondencia quedó calcinada.

El vehículo quedó completamente envuelto en llamas y salió disparado hacia atrás. El chofer logró detener el camión y gracias a eso no hubo ningún herido.

El paciente Francisco Reyes Pedraza, de 12 años, tiene quemaduras en el 65% de su cuerpo y fue admitido recientemente en el hospital Shriners, donde también reciben tratamiento dos jóvenes que sufrieron quemaduras en la tragedia.

Los tres hombres más importantes de su vida fallecieron a causa de la explosión. Ella asegura estar arrepentida de haberles pedido que fueran a recoger gasolina y está molesta con quienes le enviaron mensajes informando sobre la fuga.

Rocío Reséndiz, una de las sobrevivientes del suceso, cuenta que al ver a vecinos regresar con recipientes llenos de gasolina decidió ir con su cónyuge al lugar, pero él no quería. Dice que en el momento de la detonación no evidenció la gravedad de las heridas de su marido, quien falleció un día después en el hospital. Precisa que no culpa al gobierno por lo sucedido ya que nadie los obligó a ir a la zona.

Ya se cuentan más de 90 muertos. 24 han sido enterrados en un panteón local. Por otra parte, hay decenas de heridos que aún se debaten entre la vida y la muerte y muchos desaparecidos. Mientras las investigaciones sobre el manejo de la emergencia continúan, la indignación, el dolor y la desesperación reinan en Hidalgo.