Cada vez falta menos para terminar el año, el tiempo vuela, pero nuestras revoluciones están a mil.

¿Alguna vez has escuchado que eres lo que comes? Porque esta es una de las verdades más grandes. Es verdad: el ritmo de vida que llevamos puede causarnos estrés, pero tus alimentos también.

El estrés es una de las enfermedades que nos afectan en nuestro día a día por el ritmo frenético que llevamos. Si bien existen diversas estrategias para controlarlo, el problema es que no siempre somos demasiado conscientes de cuál es nuestro grado de estrés.

Probablemente eres muy consciente de las principales fuentes de estrés en tu vida: los problemas de dinero, las peleas de los vecinos, el tráfico cuando vas y vuelves de trabajar. Pero el estrés y la ansiedad no provienen solo de fuentes obvias o incluso negativas.

¿En lo único que piensas es que llegue el fin de semana? ¿Sueñas con playas doradas o con campos verdes y soleados? ¿Deseas irte lejos y no volver? Estas pueden ser señales que tu cuerpo te da de que necesitas vacaciones.

Hoy en día, no hay nada más común que el estrés. De hecho, creemos que el estrés debe ser parte de nuestras vidas y que si no lo sentimos es que no estamos siendo “productivas”.