Cinco exjugadores de rugby fueron condenados este lunes a prisión perpetua por la muerte de Fernando Báez Sosa. El joven argentino, de 18 años, fue golpeado a la salida de una discoteca en enero de 2020, en lo que familiares de la víctima consideran fue un ataque racista. Otros involucrados en el caso recibieron una pena de 15 años de cárcel.

Miguel Eduardo Rosario era un traficante de drogas a gran escala que operaba desde Reading, Pensilvania. Mientras estaba en libertad condicional continuó vendiendo fentanilo, heroína, cocaína, metanfetamina, oxicodona y Xanax en las áreas de los condados de Berks y Schuylkill, según la denuncia penal.

El asesinato de Samantha Quintanar ocurrió en noviembre de 2018. Después de ocultar el cuerpo de la mujer bajo una pila de ropa, Víctor López trató de escapar por una ventana, pero fue capturado.

Después de golpear y perseguir a su esposa y su nieto, José Romero disparó y mató a su vecina Elsa Rodas con un rifle AK-47. El hombre también recibió cargos por violencia doméstica.

Julian Chenychen de 40 años fue condenado a cadena perpetua luego de confirmarse los cargos de abuso sexual contra su hija de 14 de años. La víctima, identificada como Jane Doe, fue abusada por su padre durante al menos cinco años, hasta que personal médico en un hospital pudo ayudar a Doe cuando ingresó a dar a luz a un bebé nacido sin vida.

La Oficina del Sheriff del Condado de Robeson identificó a víctimas del tiroteo en el área de Red Springs, que dejó tres muertos y un herido. El sospechoso fue identificado como Corey Grant Leak, de 46 años, quien familiar de las víctimas. El hombre estuvo en prisión por asesinato.