El positivismo tiene un gran poder que muchas veces subestimamos. No solo nos permite estar en paz con nuestra mente y nuestros pensamientos: también contribuye a nuestro bienestar físico y fisiológico.

Todos deseamos ser más fuertes, más felices y mejores personas, pero no sabemos muy bien cuál es el mejor camino para lograrlo.

Demasiadas veces en la vida me he preguntado si estoy en el camino correcto, si estoy donde debería estar, y si hacia donde me dirijo es el lugar a donde se supone que debo ir. Y aunque la respuesta varía cada vez, he descubierto que hay algunas señales que indican que estoy en el camino correcto (aunque a veces no lo parezca), y que quizás a ti también te sirvan.

Desde la infancia estamos condicionados a mantenernos callados, ser diplomáticos y mantener nuestros pensamientos negativos para nosotros mismos. Pero ser abierto y honesto puede tener una serie de beneficios. Seguro que podría significar algunas complicaciones, pero también significará mayor felicidad y paz.

¿Cuántas veces en la semana o en el día piensas en lo mucho que deseas que llegue la hora de estar en tu cama?

No todas las personas reconocen su propio encanto -están demasiado pendientes de lo cómo son los demás o de qué es lo que tienen-. Pero si de verdad pretendes ser feliz tendrás que empezar a mirarte con otros ojos.