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bienestar emocional

5 razones por las cuales aprendí a marcar límites

Publicado 25 Feb 2017 – 10:00 AM EST | Actualizado 5 Abr 2018 – 01:47 PM EDT
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“Lo más importante que aprendí a hacer después de 40 años fue a decir no cuando es no”. Gabriel García Márquez

“Marcar límites” puede sonar un poco chocante, quizá incluso un tanto intimidante, pero lo cierto es que a muchos de nosotros nos cuesta. Y no me refiero a límites que deberíamos colocar en situaciones extremas, sino a esos límites que se nos escapan en el día a día. Quizá este fenómeno se dé a causa de nuestra educación o por una cuestión cultural. Sin duda el factor de la familia a la que pertenecemos tiene también mucho peso a la hora de poner límites, pero por todos estos motivos resulta necesario volver a hablar sobre ellos sin caer en el victimismo.

Porque marcar límites sin convertirnos en los villanos de la historia es posible hoy te cuento las razones por las que aprendí a implementarlos:

1# No alteras la armonía del mundo

Vivimos en una cultura en la que se precia el agradar al otro. Todos queremos amar y ser amados pero ¿a cualquier precio? Muchas personas en el afán de que otros los acepten (o al menos los registren) suelen aceptar sus ideas y propuestas sin preguntarse siquiera si eso es lo que quieren realmente. Cuando decimos que “no” y esta decisión está en concordancia con nuestro sentir, no hay culpabilidad que valga porque no se le hace un “mal” al otro. La armonía universal no se altera: simplemente estás actuando de acuerdo a tus deseos y no en función de los demás.

2# El otro no deja de quererte

Seamos sinceros: los límites que más nos cuesta poner es a las personas que más nos importan. Pero no te preocupes, tu pareja no va a dejar de amarte porque le digas que prefieres quedarte en casa en vez de salir. Si la otra persona te ama de verdad no solo no se enojará ante una opinión diferente, sino que entenderá que como personas distintas que son no tienen por qué siempre estar de acuerdo.

Recuerda que esta realidad puede trasladarse a todos los vínculos que mantenemos en nuestra vida, desde nuestros hijos a los compañeros de trabajo, ninguno dejará de apreciarte por el mero hecho de marcar un límite.

3# La vida es corta

Nuestras vidas son muy cambiantes y no tiene sentido apegarnos a un sentimiento de culpabilidad por haber pronunciado un simple “no”. Por ejemplo, si te invitan a un sitio al que no quieres ir o te dicen que escuches una música que no quieres escuchar, en vez de acceder automáticamente, marcas un límite y rechazas la propuesta. El tiempo es oro así que no pierdas el tuyo y no les hagas perder el suyo a los demás.

4# Es salud

Tan simple como eso. Marcar distancia, ajustar los tiempos y respetar tus necesidades no es faltarle el respeto a nadie. Más bien, si no lo haces estarás faltándote el respeto a ti mismo. Si dices que sí a cada propuesta que llegue en determinado momento, te verás en la necesidad de cancelar alguna y tendrás que lidiar con la culpa. En cambio, si dices que no, luego tendrás tiempo para decir lo contrario y la otra persona no habrá generado expectativas infundadas.

5# Decidir es responsabilidad de uno

Muchas personas tienden a dejarse llevar por la corriente y dejan que los demás decidan por ellos. Prefieren que sean los otros quienes lleven la riendas de su vida con tal de evitar decir que no. En cierto momento se dan cuenta de que han vivido arrastrados por los deseos de los demás y nunca contemplaron lo que ellos mismos buscaban para sí. Por eso es tan importante entender que marcar los límites es una responsabilidad que no podemos delegar en terceros. Tu bienestar depende de ti y de nadie más.

Si estás acostumbrado a decir que sí a todo una buena idea es comenzar de forma gradual a marcar límites y observar cómo te sientes con cada decisión. Este es un ejercicio de honestidad en el que lejos de generarle un daño a otras personas apuestas por tu autenticidad y tu felicidad. Es más, probablemente, la respuesta de los demás sea más positiva de lo que imaginamos. Recuerda: un “no” a tiempo habilita la posibilidad de encontrarnos con nuestras verdades más profundas.

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