Nuestro príncipe favorito está más feliz que nunca a sus 34 años. Tras la trágica muerte de su madre, Diana Spencer, en 1997 -cuando solo tenía 12- nada fue fácil para él. En su adolescencia, se vio involucrado en diferentes escándalos y polémicas que han traído más de un dolor de cabeza a su abuela, la reina Isabel II. Harry era rebelde e irreverente, más ajeno a las protocolares tradiciones de la familia real.

Meghan ayudó a Harry a perdonar y acercarse a su padre. También lo potenció a tener una vida más saludable y dejar el cigarrillo. Y mucho más. Desde la llegada de Meghan a su vida, el príncipe cambió algunos aspectos de su vida y se convirtió en una persona más responsable (y nos encanta).

Los corgis de la Reina Isabel fueron símbolo de ternura a nivel mundial. Tras el deseso de Willow —el último corgi de "linaje" de la soberana inglesa— un homenaje animado llegará pronto a los cines para inmortalizar a estos miembros de la realeza.

Sí, amamos a Harry, a Meghan, a Kate y a William, pero no todo gira alrededor de la realeza británica. Hay otras familias reales con miembros interensantísimos para conocer. Tal es el caso de Louis Ducruet, el príncipe hijo de Stéphanie de Mónaco y nieto de Grace Kelly, la afamada actriz de Hollywood.

Si la Reina Isabel creara una lista de reproducción en Spotify, es posible que los Rolling Stones no ocupen un lugar en ella. A pesar de que la agrupación es una de las más emblemáticas de Reino Unido, la monarca nunca tuvo la mejor relación con su vocalista, Mick Jagger. Pero la razón no está en sus canciones o en el género, sino en su hermana menor.

Antes de que Diana falleciera, su hijo mayor, el príncipe William, le hizo una promesa muy bonita a su madre. De acuerdo a revelaciones del mayordomo y amigo de Lady Di Paul Burrell en su libro «A Royal Duty», el segundo heredero de la Corona británica se comprometió a devolverle el título de princesa que había perdido tras el divorcio con Charles.