El 2017 se fue y nos dejó muchas series nuevas fantásticas y temporadas que todos esperábamos, como Legion, el aporte de FX basado en el personaje de Marvel; American Gods, la adaptación de la novela de Neil Gaiman realizada por Amazon, o la segunda temporada de Stranger Things, producida por Netflix, entre tantas otras series.

Todas las personas que crecieron en los 80 y 90 pudieron ver la transición de lo que fueron los medios de comunicación, cambiar la colección de casetes a CD para después archivarlos cuando aparecieron los archivos MP3. Algo parecido pasó con los VHS, los DVD, los Blu-ray y el streaming. En poco menos de cuatro décadas las cosas cambiaron a una velocidad sorprendente. Lo mismo pasó con el contenido de la televisión y el cine, que incrementó su grado de complejidad narrativa, violencia y sex-appeal de todas sus obras.

La Muerte es, posiblemente, uno de los mayores misterios para la humanidad. El fin de la vida suele ser visto por la mayoría de las religiones como un momento de trascendencia y la Muerte es varias veces interpretada como una figura siniestra, casi siempre como un esqueleto ataviado en una larga capa negra y con una guadaña.

En el manga y anime Saint Seiya, entre los muchos contrincantes a los que se han enfrentado los Saints (o caballeros) de la diosa Atena, los que posiblemente fueron los más numerosos —aunque no demasiado destacables en lo que atañe a habilidades— fueron los Saints de Plata.

Con el estreno del tráiler oficial de Alita: Battle Angel –a estrenarse en 2018– miles de comentarios han aparecido en torno a la decisión «artística» sobre la apariencia de la protagonista.

La primera mitad de la temporada 8 de The Walking Dead ha concluido y dejó al grupo de Rick separado ante el ataque de represalia de los Saviors. La serie ha recuperado un poco de la acción que la caracterizaba en sus inicios, además de contar con apariciones de personajes que no habíamos visto desde la primera temporada.