Todas las personas que crecieron en los 80 y 90 pudieron ver la transición de lo que fueron los medios de comunicación, cambiar la colección de casetes a CD para después archivarlos cuando aparecieron los archivos MP3. Algo parecido pasó con los VHS, los DVD, los Blu-ray y el streaming. En poco menos de cuatro décadas las cosas cambiaron a una velocidad sorprendente. Lo mismo pasó con el contenido de la televisión y el cine, que incrementó su grado de complejidad narrativa, violencia y sex-appeal de todas sus obras.
Más allá de Stranger Things y Ready Player One: ¿por qué el cine y la TV viven una era retro?


Sin embargo, desde hace unos pocos años se está haciendo cada vez más palpable que estamos atravesando una « era retro», ya que guionistas de series y películas están apelando no solo a contar historias ambientadas en décadas pasadas (lo cual es incidental), sino que también se han reutilizado técnicas fílmicas, estéticas y estilos argumentales de los 70 y 80. Pero ¿por qué sucede esto?
El pasado se ha convertido en algo seguro

Esta era se caracteriza por sus remakes, adaptaciones y reboots, que ya existían desde hace muchos años, pero actualmente son moneda corriente. Esto sucede porque las actuales producciones se han vuelto aun más mercantilistas. Ya no se experimenta ni se produce en bajo presupuesto (al menos, no tanto como antes) porque la mayoría del público prefiere consumir cosas vistosas y llamativas.
Por eso, las productoras invierten millones en películas que saben que se consumirán, ya que apelan a la nostalgia y cuentan historias que ya han tenido éxito previamente. Eso es más fácil que contar cosas nuevas que quizás no tengan el mismo suceso y, en el caso de que un remake no funcione a nivel crítico —lo que es bastante común—, igualmente se recupera la inversión con la taquilla.

Es así que el pasado se volvió una especie de refugio. No es de extrañar que, por eso, muchas de las creaciones más exitosas de la actualidad cuenten con una estética retro a fin de despertar la curiosidad de la audiencia.
El presente se ha convertido en algo decepcionante

Otro de los grandes avances de la actualidad son los medios de comunicación. Vivimos en una era digital en la que todo se ha globalizado y el mundo es más pequeño y mucho más cínico. A causa de que los productos fílmicos y televisivos ahora están ideados para ser globalizados, actualmente todo aspecto social busca tener su propio lugar y «valor intrínseco», lo que es, esencialmente, MUY positivo.
Pero el lado negativo de esta era es que ahora todo es (o debe ser) « políticamente correcto»: todo debe respetar la opinión de cada grupo étnico o religioso. Todo es importante de alguna manera y debe ser promocionado como tal, aunque afecte a un grupo muy reducido de personas, porque en caso de no hacerlo y que se ofenda —aunque sea inadvertidamente— a alguien, eso provocaría un aluvión de respuestas negativas en forma de tuits.

¿Qué provoca esto? Esencialmente, que ahora todos prefieren pensarlo dos veces antes de hacer un comentario o un chiste que pudiese ser considerado «inadecuado» (aunque la base misma del humor nace de las desgracias ajenas), ya que son tanto la gente como los medios los que convierten eso en un circo que, paradójicamente, hace más daño que bien a la causa. En la actualidad, es común que la mayoría simplemente se entregue a la apatía y sienta poco o ningún interés por cualquier cosa, que opine de manera gratuita y se refugie en cosas que amó en la infancia.
El futuro se ha convertido en algo aterrador

La base de la creación del género de ciencia ficción era presentar un futuro o una realidad en la que las cosas eran mejores, casi utópicas. Pero muchos autores del género, como Phillip K. Dick o Arthur C. Clarke, quienes también eran futuristas, anticiparon en su obra que las generaciones venideras tendrían un alto rango de insatisfacción y apatía, principalmente los más jóvenes.
Esto ocurre porque vivimos en una época en la que la tecnología ficticia de a poco está convirtiéndose en realidad. Por ejemplo: hace 20 años, el concepto de llevar una computadora en el bolsillo era de ciencia ficción y hoy es algo común. Por eso, las obras de ciencia ficción cada vez más se centran en presentar futuros distópicos (a causa de tiranías, sociedades militarizadas o colapsos económicos) o posapocalípticos (a causa de guerras o catástrofes ecológicas), lo que pasó a ser algo «pesimista» y difícil de venderle a la audiencia. La gente ahora no quiere pensar en el futuro próximo porque lo ve escalofriantemente posible desde la realidad en que se vive.
Solo resta esperar y ver qué nos deparara el futuro, tanto en la realidad como en los medios, y, mientras tanto, seguir disfrutando todo lo que se pueda de esta era retro en la que vivimos de momento. Nunca se sabe cuándo podría aparecer una obra que altere la visión de la audiencia y nos envíe a otra era mediática aún por descubrir.








