Son aproximadamente 300 centroamericanos que cruzaron el Río Suchiate hacia Ciudad Hidalgo en la frontera con Guatemala. Luego de caminar varias millas en suelo mexicano fueron rodeados por elementos de la policía federal y agentes migratorios, con autobuses y camionetas. Algunos subieron a petición de los agentes para ser trasladados a una estación migratoria, pero muchos otros se negaron y fueron subidos a la fuerza.

Los soldados también estarían habilitados para la exhibición de fuerza, incluyendo el porte de armas cuando sea necesario; control de desorden público, detenciones temporales y revisiones, entre otros. Por otro lado, continúa la instalación de barricadas de alambre de púas en varias ciudades fronterizas de Texas.

La llegada de miles de migrantes centroamericanos ha generado hacinamiento, peleas y arrestos en Tijuana, razón por la cual los consulados de El Salvador y Honduras han decidido buscar a sus coterráneos para asistirlos y advertirlos de los riesgos y engaños a los que están expuestos al ser parte de la caravana.

En los albergues ya no hay espacio para más personas. La falta de comida también es un problema. El gobierno de México ya implementó un plan y envió 20 toneladas de ayuda.

A mediados de mayo del 2018, Yeimi intentó cruzar la frontera para reencontrarse con su madre, quien años atrás había llegado a EEUU en busca de un mejor futuro, pero las autoridades fronterizas la detuvieron y después de varios meses, un largo proceso y gracias a la ayuda de trabajadores sociales lograron fundirse en un esperado abrazo.

La secretaria de Seguridad Nacional recorrió el muro fronterizo que hace algunos días treparon migrantes centroamericanos y resaltó los trabajos para reforzar la valla. También afirmó que la crisis del éxodo masivo es real y que los integrantes de la caravana no tendrán un derecho especial para ingresar a suelo estadounidense.