Más de 2,000 centroamericanos se encuentran ya en la ciudad fronteriza esperando para cruzar a Estados Unidos, pero su llegada está causando tensión entre algunos mexicanos que ven como una amenaza la ola de migrantes.

El lugar, ubicado en Weslaco, resguarda vehículos, militares, materiales, equipos y otros elementos. Las tropas desplegadas instalaron alambre de púas alrededor del puente internacional de Brownsville y el comandante aseguró que su personal no tendría contacto con miembros de la caravana si se presentan hechos violentos. La masiva presencia militar a generado reacciones y preocupación por parte de la comunidad en la zona.

Algunos hombres integrantes del éxodo masivo que se encuentra en Ciudad de México cargaron al sospechoso para sacarlo del albergue y hasta amenazaron con prenderle fuego. En algún momento lo intentaron golpear, pero decidieron entregarlo a las autoridades. La organización Pueblo Sin Fronteras tiene registrados al menos 12 casos de personas expulsadas de este grupo de la caravana, la mayoría de ellas por robo y acoso.

Cientos de migrantes ya se encuentran en esta ciudad mexicana y, aunque la instalación cuenta con una capacidad para 1,000 personas, muchos tienen que pasar la noche en el piso con una sola cobija o colchoneta. El éxodo masivo de centroamericanos a esta zona ha sido continuo, por lo que las autoridades se muestran preocupadas ante la inminente llegada del grueso de la caravana.

Aunque los están transportando en autobuses en la recta final del recorrido hacia la frontera, los migrantes dicen que no la están pasando bien. Se quejan porque nadie les ha dado agua, ni comida. Lo único que los alienta es que están más cerca de llegar a Tijuana.

Algunos mexicanos lanzaron piedras contra los migrantes que duermen en la intemperie cerca del muro fronterizo. "No teníamos para dónde ir porque estábamos rodeados", nos dijo una migrante que aseguró que en ningún momento de su largo viaje desde Honduras se sintió tan amenazada.