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Claves para que tus hijos encuentren su verdadera vocación
Ayudar a tus hijos a encontrar su vocación es parte de tu tarea como mamá. Para ello existen muchos recursos, más allá de visitar universidades un mes antes de que empiece el ciclo escolar.
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Muchos creen que las mujeres nos levantamos y lo primero que pensamos es: ¿qué nos vamos a poner hoy? Y no están tan equivocados, pero para las mamás es un poco diferente.
Control emocional: ¿No congenias con los padres de los amigos de tus hijos?
¿Te ha pasado que llegas a un evento infantil y te sientes como la mamá extraterrestre? Hoy quiero contarte sobre el control emocional ante las inesperadas experiencias, angustias y expectativas una vez que formamos parte del “mundo de los padres“, pues definitivamente fue algo para lo que—yo al menos—no estaba preparada. Cuando me invitaron a las fiestas de los primeros amiguitos que mi hijo hizo en su preescolar, digamos que fue un momento tan bueno como malo. No pensé nunca que iba a llegar a una piñata o fiesta infantil en donde, en lugar de relajarme, comer hot dogs y ver payasitos hacer figuras con globos, me tocaría la tarea de socializar con adultos con los que a veces uno tiene poco en común. Y uno trata de establecer una relación amena o convertirse inmediatamente en amigos de unas personas que, en la mayoría de los casos, la única conexión contigo es que los niños van a la misma escuela y se hicieron amigos. Al comienzo me angustié un poco sin necesidad y me faltó manejar el control emocional que debemos aplicar a esa delgada línea que separa la amistad real y la relación cordial con otros padres. Pues la verdad es que no tienes la obligación de hacerte “amigo” de los padres de los chicos que comparten con tu hijo. Pero en mi caso me llevó un tiempo—aunque no demasiado—entenderlo. Al comienzo, en mis primeros acercamientos al preescolar, reuniones de padres o eventos familiares, pensé que debía formar un círculo de confianza con las mamás de los niños de la clase, enterarme de todo lo que sucedía en la escuela y que mi hijo no dejara de participar en cuanta reunión o actividad existiera. También pensaba, muy equivocadamente que, si mi misión diplomática y social con otros padres era exitosa, pues la de mi hijo también lo sería. Pues afortunadamente, cuando tomé un poco de confianza en el ambiente del preescolar de mi hijo y observé que tanto su proceso de aprendizaje como su proceso de socialización eran normales, me di cuenta de que realmente no necesitaba de otros padres para que mi niño fuera feliz en el colegio. Sin embargo, tampoco debemos ir al extremo contrario de llegar a aislarnos por completo del ambiente en el que, a fin de cuentas, está creciendo tu pequeño. Simplemente debemos dejar que las cosas fluyan y sin forzarnos, conoceremos poco a poco a las personas que con el paso del tiempo afianzarán lazos más estrechos de amistad con nuestros hijos. Las amistades del preescolar a veces son fugaces y circunstanciales, pero a medida que van creciendo algunas de estas personitas que se topan en el mismo camino crecerán juntos y serán grandes amigos. Comenzarán inevitablemente las invitaciones a las casas de los amigos. Puede pasar que no congenies en lo absoluto con los padres que hacen la invitación. Ahora bien, debemos primero definir qué es lo que no nos gusta de esos padres, antes de limitar a nuestro hijo a visitar la casa de su amiguito o alejarlo de ellos sólo porque no nos llevamos bien con sus padres. Si las cosas que nos “separan” o no compartimos con otros padres son temas de valores, reglas o digamos, temas delicados de crianza, tal vez debemos limitar en cierta medida que la relación de amistad entre los niños vaya más allá del tiempo que comparten en la escuela o en una fiesta. A fin de cuentas, esa línea entre los valores de nuestra casa y otros hogares también es muy frágil y delgada y a medida que nuestros hijos crecen, se debe afianzar más cuáles son los valores que tiene cada familia y aceptar las diferencias, pero mantener ciertos límites. Si las cosas que no nos hacen congeniar con otros padres son, por el contrario diferencias de personalidad o gustos, no es tan grave el asunto. Creo que puede ser incluso divertido de vez en cuando compartir unas horas con gente distinta a uno, con tal de que nuestros hijos pasen un buen rato con sus amiguitos. Varias veces me tocó estar sentada entre un grupo de mamás que hablaban de cosas que a mí me aburrían, pero me alegró ver que mi hijo estaba pasando un buen rato. Los límites son importantes en todos los aspectos de la crianza de un hijo, siempre y cuando no los llevemos al extremo. El control emocional y los tropezones, los miedos y las expectativas que vivimos una vez que conocemos otros padres, definitivamente es un aprendizaje lleno de matices y diferencias que debemos aprender a convertir en parte de la gran aventura de criar un hijo.

5 diferencias entre el primer y el segundo hijo que te harán reflexionar
Si te preguntan para ti, como madre, cuáles fueron las diferencias entre tu primer embarazo y el segundo, cómo afrontaste la crianza del primer hijo y cómo la del segundo, seguro tendrás mucho para decir, ¿o me equivoco? El primer hijo es una especie de descubrimiento y el segundo, bueno... ¿Cuáles son las diferencias entre el primer y el segundo hijo que a veces te hacen sentir culpable o mala madre? Veamos...
Juegos para compartir en familia y mejorar la convivencia
¿Alguna vez te has parado a pensar cuánto tiempo dedicas al disfrute de la compañía de tus hijos en juegos para compartir en familia? Los adultos vivimos un ritmo de vida frenético, en el que las preocupaciones y el estrés son el pan nuestro de cada día: se nos acumulan las tareas del hogar (poner lavadoras, planchar, comprar, cocinar, arreglar algún desperfecto en casa, la limpieza, etc.), los deberes escolares de nuestros hijos, nuestras obligaciones y compromisos laborales, las citas médicas que tenemos concertadas, el pago de facturas y recibos con la consiguiente preocupación por llegar a final de mes, las gestiones burocráticas y administrativas de temas bancarios y un largo etcétera. Hagamos un balance del tiempo que nos queda libre para ocio y disfrute personal y familiar y nos daremos cuenta de que son pocas las horas que tenemos disponibles para ello. Y lo curioso de todo es que no las sabemos aprovechar. Si pudiéramos ver a través de un agujerito el salón de una casa cualquiera, quizás nos encontraríamos con la siguiente estampa: uno de los padres sentado en un sillón enganchado a su móvil, el otro con su computadora y los hijos viendo la televisión o jugando con la tableta u otro dispositivo tecnológico. A esto hay que añadirle el efecto que tiene el estrés en nuestro carácter. Las cargas y preocupaciones van agobiándonos hasta el punto de volvernos más irritables y susceptibles en nuestras relaciones interpersonales. Lo peor de todo es que en muchas ocasiones acabamos pagando nuestro enfado con quienes no tienen la culpa de nada: nuestros hijos. Como consecuencia de todo ello, la convivencia familiar se va deteriorando y surgen conflictos que acaban perjudicando la relación entre los padres, la relación de los padres con los hijos y las relaciones entre hermanos. Con el fin de aprovechar con calidad el tiempo que pasan juntos y al mismo tiempo mejorar la convivencia y estrechar sus vínculos afectivos, te propongo una serie de juegos para compartir en familia: Posando en el photocall. Recorta una pieza grande de papel de mural y escribe con letras de colores las palabras más bonitas que se te ocurran. Una vez hecho este photocall, colócalo en una pared y sal a posar de uno en uno para que un miembro de la familia te haga una foto mientras los demás te elogian con adjetivos cariñosos. Cuando puedas, revela esas fotos y monta un collage. Tendrás un precioso recuerdo familiar. Te regalo un abrazo. Dibuja y colorea sobre folios parejas de animalitos, letras o números. Cuando tengas listo el material, cada miembro de la familia deberá colocarse un dibujo sobre el pecho. El juego consiste en que, al ritmo de la música, todos se pongan a bailar hasta que la canción se detenga. Cuando esto ocurra tienes que correr hacia la persona que lleva el mismo dibujo que tú para darle un cariñoso abrazo. Intercambia los folios para que todos se abracen con todos. El trenecito del relax. Siéntense unos detrás de otros formando un tren en disposición circular. El juego consiste en cantar la canción “Rompo un huevo“ mientras se dan un masajito en la espalda. Verás qué bien se la pasarán a la vez que estrechan sus vínculos afectivos. Enredos telefónicos. Con vasos de yogur y cordel podrán construir unos divertidísimos teléfonos. Decoren los envases y hagan un agujerito en el fondo. Anuda un palillo a cada extremo de un cordel largo para que haga de tope al introducirlo por el agujero del vasito. Sitúense en distintos puntos de la casa y cuenten chistes, adivinanzas, etc. La caja sorpresa. Consigan una caja grande (de frigorífico, por ejemplo) y decórenla. El juego consiste en que uno de ustedes se meta en la caja. Conforme los demás vayan diciendo palabras bonitas, poco a poco esa persona deberá ir asomándose al exterior hasta salir definitivamente de la caja diciendo muy alto “¡Sorpresa!” al tiempo que salen los demás a su encuentro para abrazarle. Viaje en tren. En rectángulos de papel escriban mensajes cariñosos para posteriormente dejarlos por el suelo de toda la casa. Inflen globos y hagan un tren. El juego consiste en ir leyendo en voz alta los mensajes de cariño que vayan cogiendo del suelo durante su viaje y sin que el tren se rompa o se explote o caiga ninguno de los globos que van sujetos entre “vagón” y “vagón”. Quien explote un globo se pondrá al final del tren.
Custodia compartida: 6 consejos para poner en práctica
Según los expertos, la custodia compartida es la asunción compartida de autoridad y responsabilidad entre padres separados en relación a todo cuanto concierna a los hijos comunes, que supone el respeto al derecho de los niños a continuar contando, afectiva y realmente, con un padre y una madre, y el aprendizaje de modelos solidarios entre ex-esposos pero aún socios parentales” (Salberg). Aquí 6 consejos para abordar la custodia compartida: Comunicación entre los padres: Es importante que los padres se comuniquen directamente uno con el otro, para que el niño no se encuentre en el medio trasmitiendo mensajes. El niño debe seguir ocupando el rol de hijo de ambos, y no debe cargar con funciones que no le corresponden. No hablar mal del otro delante del niño: Debemos tener en cuenta que el niño quiere y necesita a sus dos padres. No conviene hablar mal del otro en presencia de nuestros peques. Esto les puede generar tristeza o bronca hacia uno de ellos (por lo que escucha). Seamos responsables y no olvidemos que el problema es nuestro, por estar pasando un proceso de divorcio. Es esperable que al separarnos sintamos un torbellino de emociones hacia el otro, pero debemos manejarlo sin involucrar a los niños. Mantener la rutina estable: Hay que intentar no cambiar drásticamente la rutina diaria de los niños. Según los expertos, cada cambio puede generarles estrés, ansiedad, angustia y/o tristeza. Y no olvidemos que nuestros hijos también son personas involucradas en este proceso de separación. Por eso, tratemos de tomar decisiones en función de ellos y no por venganza. No perder el interés en los niños: A veces por estar sumergidos en este proceso nos olvidamos que nuestros hijos nos siguen necesitando con presencia y muestras de afecto. Por eso, acordemos y permitamos momentos de encuentros entre los hijos y ambos padres. Pedir ayuda a un profesional: Siempre es positivo tener está opción dentro de las variables. El encuentro con un profesional brindará un espacio de diálogo y escucha mutua para superar y guiar este proceso. Abordar las preguntas y diversas emociones: Este proceso puede provocar en el niño muchas preguntas que deberán ser contestadas, o pueden presentar diversas emociones como tristeza, llanto, o enfado que deberán ser contenidas por los padres. Ultimadamente, los niños deben sentir la seguridad de que no perderán el amor de sus padres por esta situación de custodia compartida.









