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Un paseo divertido con los abuelos: anécdotas de familia

Creo que no hay nada más especial en la vida de todo niño que la compañía de un abuelo. Un paseo divertido con los abuelos, desde una corta caminata a la montaña, hasta un largo viaje en avión puede ser uno de los recuerdos más hermosos que cualquier niño pueda tener.

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Casi todos mis abuelitos ya no están conmigo, pero aún sueño con sus abrazos y sus palabras, y cuando lo hago me siento una niña nuevamente. Me siento protegida y feliz. El amor entre los abuelos y los nietos es algo casi inexplicable con palabras. Es un sentimiento de ternura, de risas y cariños que no tiene límites.

Ahora que soy madre, disfruto y revivo ese gran amor entre mi hijo y mis padres. Es probable que a muchos nos haya pasado esto, pero cuando veo a mi mamá convertida en abuela, estoy segura que conmigo no fue tan juguetona y consentidora como lo es con sus nietos. Lo más gracioso es que ella lo confiesa sin ningún problema, y me asegura que su privilegio como abuelita es que no tiene que ponerle límites a sus nietos y que de eso me encargo. Creo que mi mamá, para variar, tiene razón, y justamente eso fue lo que hicieron mis abuelitos conmigo. Es lo que hacen la mayoría de los abuelos, por eso los queremos tanto.

Cuando nos toca organizar un paseo divertido con toda la familia, siempre me viene a la mente una pequeña preocupación. Mi hijo se va a portar mal, porque va a estar con los abuelos y eso siempre lo pone más mimado. Además él y mis sobrinas se convierten automáticamente en el centro de atención cuando están los abuelitos, pues naturalmente quieren contarles y mostrarles todo y sobretodo quieren estar encima de los brazos de los abuelos las 24 horas del día. A mi hermana y a mí nos toca la tarea de poner un poco de límite. Hay momento para jugar con los abuelos y hay un momento para que los adultos conversemos mientras los niños juegan.

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Como padres, tenemos la obligación de que durante el paseo, cualquier lugar que escojamos sea apto para niños y abuelos—es decir, que ambos se sientan cómodos, seguros y que tengan lo que necesiten a su alcance. Por suerte, la mayoría de los destinos turísticos como parques temáticos, hoteles y resorts vacacionales toman en cuenta que las familias necesitan tener comodidades para todas las edades. Mi hermana a veces ha tenido que organizar los paseos a estos parques y nunca olvida rentar la silla de ruedas para su suegra y los coches o carriolitas portátiles para los pequeños. Así las ruedas alivianarán las caminatas y las largas esperas bajo el sol.

Los aeropuertos, pienso yo, son el reto más grande a nuestra paciencia, nuestra capacidad de organización y nuestra destreza física cuando viajamos todos juntos. A la silla de ruedas para los abuelos, y los coches del bebé hay que sumarle las maletas, carteras, y los carry on. En un aeropuerto, los padres que viajen con niños y abuelitos son unos super héroes, que cuando finalmente llegan a su destino con toda la familia a salvo y ningún juguete extraviado, merecen una estatua y las llaves de la ciudad.

Sin embargo, muchos abuelitos son de gran apoyo y colaboración durante un paseo divertido en familia. No sólo son una hermosa compañía, sino que la mejor autoridad que puede haber en una cocina. Si el paseo implica que alguien se ocupe de alimentar al grupo entero, las abuelitas son unas maestras en el arte de organizar y preparar algo rico y práctico para todos. No sé cómo lo hacen. En mi caso siempre calculo mal y alguien queda con hambre. El abuelo es también de gran apoyo y camaradería para los papás, pues muchas veces necesitan un amigo para hacer cosas que a las mujeres nos aburre un poco, como ver juegos de pelota o ir de pesca.

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En los paseos familiares siempre es recomendable llevar juegos de mesa, rompecabezas o cualquier actividad que puedan hacer grandes y chicos. Normalmente los niños quieren jugar con los adultos todo el tiempo pero un pequeño puede demandar mucho esfuerzo físico. Por eso es bueno planear estas actividades, un partido de Monopolio, Rummikub o Risk (si los niños ya están un poco más grandes). Cuando era niña pasaba temporadas de vacaciones jugando muchos juegos de cartas con mis papás y abuelos, pues a ellos les encantaba.

Los abuelos definitivamente son una bendición. Son la presencia de los valores y herencia de la familia que pasará a los nietos con sus historias y sus lecciones de vida. Con su compañía, donde sea que vayamos les estamos dando a nuestros hijos recuerdos de un amor que nunca olvidarán.