A Drew Barrymore le pasaron más cosas antes de los 14 años que a la mayoría le suceden en toda la vida.

Nada como pasar un buen rato jugando nuestros videojuegos preferidos o conociendo otros títulos populares. Si es entre amigos, mucho mejor. Pero hay una diferencia muy grande entre pasar un rato frente a la pantalla por diversión y perder toda nuestra vida frente a ella. Si bien existen competencias y podemos decir que cada persona realiza su propia elección sobre pasatiempos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es necesario diferenciar la adicción a los videojuegos.

Los videojuegos son, para muchos de nosotros, mucho más que un simple entretenimiento: es un medio artístico dinámico e interactivo, una vía de escape a nuestros problemas cotidianos y una manera de relacionarnos, conocer e interactuar con otras personas.

Las redes sociales llegaron para mejorar nuestras vidas, pero hay personas que ven cómo su existencia se altera por estar pendientes todo el día de sus cuentas en Facebook, Instagram y Twitter.

Los científicos han tratado de estudiar y comprender la adicción, y para ello han realizado estudios con animales, como por ejemplo el darle drogas a los ratones para estudiar su comportamiento.

Es probable que ni siquiera lo hayas notado, o tal vez sí, pero no recuerdas cuándo empezó ese amor tan obsesivo y dependiente que tienes por los memes. Ni siquiera puedes imaginar cómo sería tu vida sin ese placentero momento en que encuentras un meme que te identifica, un momento que se repite excesivas veces al día.