Casi de manera unánime, llega una etapa en la vida de los niños en que se ponen “contestones.” Es más, ni siquiera tienes que esperar a la adolescencia para ver claras muestras de rebeldía.

Basta de castigos y discusiones que sólo logran debilitar la relación con tus hijos adolescentes. La clave está en aceptar que ya no son unos niños y hay que cambiar la forma de dirigirte a ellos.

Los niños suelen tener respuestas asombrosas a las preguntas de los adultos. Ellos son creativos y auténticos a la hora de compartir sus pensamientos, pero existe una pregunta que los limita y podría afectar su futuro.

Dale a tu hija el poder de amar su cuerpo y se convertirá en una mujer invencible. Estar constantemente preocupada por su apariencia afecta negativamente su vida social y hasta su salud mental. No obstante, en tus palabras puede estar la clave para ayudarla a enamorarse de su apariencia.

Nadie nace sabiendo expresar sus emociones y los niños suelen hacer berrinches porque es la única forma que conocen de comunicarse. Su intención no es hacerte enfadar, pero no saben cómo decirte lo que sienten.

Las peleas entre hermanos son comunes, pues cosas tan simples como elegir qué programa de TV verán o querer llamar la atención de sus padres pueden llevar a los pequeños a mostrar rivalidad. No obstante, esas discusiones pueden resultar más dañinas de lo que imaginas.