En la tercera ceremonia en honor de George Floyd en Houston se espera la presencia de reconocidos activistas, políticos y deportistas, en dos días de servicio abierto al público. La iglesia tiene capacidad para 1,000 personas, pero se prevé que solo entren 15 por turno para poder preservar el distanciamiento físico.

“Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”, dijo Albert Einstein. Los prejuicios racistas están muy arraigados en nuestro cerebro y en la sociedad, como acaba de poner de manifiesto, tristemente, el caso de George Floyd y otros muchos que lo anteceden. Pero igual que se aprende a odiar, es posible enseñar al cerebro a comprender mejor al otro, aunque cueste.

Al menos 50,000 manifestantes participaron en las protestas del domingo en la capital texana. En las movilizaciones estuvo presente la madre de Mike Ramos y el alcalde de la ciudad, Steve Adler. Todo transcurrió de manera pacífica.

La cámara corporal de un agente en Virginia capta el arresto a un afroamericano quien es lanzado al suelo y recibe varios disparos con una pistola eléctrica, el último en el cuello cuando ya está esposado. En otro hecho, una patrulla atropella a un sospechoso en Missouri, y luego el policía baja del auto y forcejea con la víctima en el piso.

La ciudad donde George Floyd creció, Houston, será la tercera después de Minneapolis y Carolina del Norte, en rendirle un homenaje de despedida. En esta ocasión, el servicio estará abierto al público, y se espera la presencia de activistas y del ex vicepresidente Joe Biden.

Los jóvenes murieron a manos de elementos del Departamento de Policía de San Antonio en dos hechos diferentes. Las familias pidieron que la comunidad los apoye en la misma manera que se apoya para obtener justicia en el caso de George Floyd.