Las amistades son importantes a cualquier edad, pero en la infancia es aún más importante si cabe, ya que les ayuda a forjar su personalidad y a entender los valores de las relaciones interpersonales.

Antes de tener hijos, no le daba mucha importancia a los juegos infantiles, por lo tanto estoy seguro de que desconocía el valor de los mismos. Pero mis dos hijos de 5 años me han enseñado la importancia de los juegos entre niños, ya sean estructurados o no estructurados, cuando observo cómo aprenden, se relacionan y el mundo les hace sentido, un Lego y una vía de ferrocarril, cada uno en su tiempo. Lo bueno de tener gemelos es que les puedes decir, “vayan a jugar”. Pero jugar con ellos me permite animarlos a probar cosas nuevas, escoger actividades que sean educativas, pero, al mismo tiempo, divertidas y observar cómo se inclinan, de manera natural, hacia las cosas que les gustan. Además, es muy divertido para mí actuar también como un niño. Una de las cosas favoritas que nos gusta compartir es crear música, o en este caso “música”, ya que, probablemente, sean sonidos que solamente a un padre le puedan gustar. Pero en medio de nuestros ruidos alegres, ya estoy viendo un talento natural emergiendo, y esto me hace pensar que debemos comenzar a tomar clases de música. A ellos también les gusta armar cosas, lo cual es bueno para sus habilidades motoras y su razonamiento espacial. No estoy seguro de cómo el hecho de echar abajo las estructuras les pueda enseñar algo, ¡pero lo disfrutan por igual! Quizás en un futuro, mis hijos sean arquitectos—o mi propia cuadrilla de demolición. De cualquier manera, estoy contento de darles muchísimos bloques para jugar y así mantener sus manos y su imaginación ocupadas. Trato de encontrar tiempo para compartirlo con ellos, aunque sólo sea para que tengan un esparcimiento sin estructura y corran libremente todos los días. A ellos les encanta, y el bono que recibo es una gran probabilidad de que estén cansados a la hora de dormir. El área de jugar en el parque es, verdaderamente, el lugar que los hace felices. Ver a mis hijos correr como hombrecitos locos me causa mucha risa. Además, este juego no estructurado tiene un valor educativo. Es interesante observar las interacciones sociales. Ya sea esperando su turno para usar el tobogán o negociar pacíficamente cuando se crean escaramuzas en el área de los columpios—esas interacciones son saludables para ellos. Tengo que admitir que es difícil para mí no saltar inmediatamente para servir de mediador, pero me he dado cuenta que ahora que son mayorcitos, si no intervengo, los niños usualmente encuentran la forma de ponerse de acuerdo. Por lo tanto, el parque no sólo es bueno para hacer ejercicios físicos, tan necesario para su crecimiento, sino, también, es una buena manera de amoldar su carácter. ¿Cuáles son las actividades estructuradas o no estructuradas que tú y tus hijos disfrutan más? ¿Cómo se están beneficiando tus hijos de una actividad que no solamente sea “juegos infantiles”?

Un artículo del New York Times explica cómo las emociones de los niños influyen en su aprendizaje y rendimiento escolar, y por qué esto sucede. Si bien pasar de la teoría a la práctica no es sencillo, saber esto nos puede ayudar enormemente como padres a entender mejor a nuestros hijos e intentar que su salud emocional vaya a la par de los objetivos académicos que queremos conseguir.

A los niños les encantan las rimas, cantar y divertirse. Y para los padres es una buena opción para que los pequeños aprendan nuevas palabras y desarrollen su imaginación.

Todos, incluso los más pequeños, necesitamos un tiempo para relajarnos, pero el problema es que muchas veces no sabemos cómo hacerlo. Aquí te aconsejaremos las mejores técnicas de relajación para niños.

Si te preguntas si pese a toda la energía que gasta corriendo y saltando tu hijo de dos años aún necesita ejercicio, la respuesta es sí. Los ejercicios para niños son tan necesarios como para los adultos y son vitales para su sano desarrollo. Los médicos recuerdan que el ejercicio ayuda a los niños a dormir mejor, a mantener un peso saludable y prevenir enfermedades cada vez más comunes como la diabetes, enfermedades del corazón y hasta el cáncer. ¿Pero cuánto debe ejercitarse un pequeño? Según la Asociación Nacional del Deporte y la Educación Física, los niños de dos años necesitan hacer 30 minutos diarios de ejercicio estructurado, es decir, una actividad física planificada, como andar en triciclo o jugar a la pelota. Además de ello, necesitan al menos una hora de actividad física desestructurada, como el juego en el parque o en el patio de la casa. Para asegurarse de que tu hijo haga ejercicio todos los días se necesita más creatividad que dinero: hay muchas formas de mantenerlo activo sin romper el cerdito. Algunas ideas de cómo hacer ejercicios para niños: 1- Aprovecha el aire libre: Si el clima lo permite, saca a tu hijo de la casa para hacer ejercicio. Puede ser un paseo en triciclo, o en scooter o una caminata al parque. Puedes llevar una pelota para que patee o para que juegue contigo. 2- Baila, baila: bailar es uno de los ejercicios que más se disfrutan y menos se sienten. Baila todos los días con tu pequeño y crea una rutina que les hará bien a los dos y te llenará de increíbles recuerdos. 3- Caminar, el ejercicio más simple: deja la carriola o cochecito por un rato y haz que tu pequeño camine cuando vas al supermercado o a la panadería de la vuelta. Si vives en una ciudad con transporte público deja que suba y baje las escaleras (siempre y cuando esté bien protegido). 4- Hazte aliado de la tecnología: sabes que es muy importante limitar la exposición de los chiquitos a la pantalla pero puedes aprovechar cada minuto que ellos pasen frente a la compu para incentivarlos a moverse. Hay juegos y aplicaciones que ofrecen ejercicios para niños y hacen que los pequeñitos se pongan en movimiento casi sin pensarlo. 5- Diviértete con ellos: los días de lluvia o frío no son excusas para no hacer ejercicio. Juega a saltar como el conejo o como el sapo. Juega a las escondidas en casa, haz una mini clase de gimnasia y pídele a tu hijo que imite. Si tienes los recursos, llévalos a clases de natación, de yoga o de baile. Verás que vuelven felices y listos para ir a la cama. Recuerda que los hábitos se aprenden desde pequeños y si tus hijos se acostumbran al ejercicio diario, seguramente mantendrán esa costumbre durante su crecimiento. Consulta siempre al pediatra si tienes dudas de cómo incorporar ejercicios para niños en la rutina de tu familia.