No siempre es fácil que los papás se involucren en el embarazo, porque de alguna forma somos las mujeres las que tenemos desde los síntomas y emociones hasta las sensaciones físicas características del estado. ¿Cómo alguien que nunca ha pasado por un embarazo (ni pasará) y que además es del género opuesto, podría implicarse? Te ayudamos a que incluyas al papá en la maternidad con estos consejos muy sencillos pero eficaces.

Ser padres separados no es tarea fácil, tener que coordinarte con tu ex para poder dar una buena educación a tus hijos es un plato que no es fácil de digerir. Pero los padres hacemos cualquier cosa por los hijos, y el hecho de que se haya acabado el amor de pareja no significa que los hijos deban sufrir las consecuencias porque no tienen culpa de las desavenencias de sus padres.

Hay un dicho que dice “más vale tarde que nunca” y está muy bien para aplicarlo cuando tienes otra oportunidad. Para los casos en los que se tiene solo un hijo, hay cosas que los padres hubieran querido aprender antes para poder llevarlas a la práctica. Quizá puedan hacerlo con sus nietos, aunque no será lo mismo. Veamos cuáles son.

Establecer normas con respecto a que le corresponde hacer a cada integrante de la pareja cuando hay niños, puede implicar conflictos y desacuerdos. Pero en los tiempos en que vivimos, es necesario que así sea para que ninguno se vea sobre cargado en la relación en lo referente a la atención de los hijos.

Utilizar el móvil cuando se está pasando tiempo con los hijos es un tema que genera controversia. La sociedad le recrimina a los padres, que utilizan el teléfono mientras están con los hijos, de que le están restando tiempo de calidad a sus hijos.

Cuando unos padres se separan por el motivo que sea y tienen hijos en común, sus necesidades personales deben quedar aparcadas a un lado porque lo más importante es el bienestar emocional de los hijos. Es cierto que una ruptura amorosa es difícil de sobrellevar, pero ambos progenitores deben comprometerse a que la relación padre-madre sea buena, aunque no exista más un vínculo amoroso entre ellos.