El cuerpo humano es un organismo complejo diseñado para funcionar perfectamente. En este sentido se puede afirmar que varios factores influyen en el hambre o en la sensación de saciedad y, consecuentemente, en el peso. Los niveles de insulina, por ejemplo, pueden modificar el inicio y el final de la ingesta ya que esta hormona está encargada de regular la glucosa en sangre.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura celebra anualmente el Día Mundial de la Alimentación el 16 de octubre con motivo de conmemorar la fundación de la Organización en 1945.

El mal funcionamiento del intestino puede lograr transformarnos de maneras que ni siquiera imaginamos. Claro, los efectos físicos son mucho más visibles, pero el estreñimiento puede provocar además un cambio en nuestro humor que nos afecta en todos nuestros ámbitos de la vida. Es por eso que debemos tener especial cuidado con estos problemas que parecen insignificantes pero no lo son y se pueden solucionar fácilmente.

¿Te suena «la tripa» y hasta el agua se te quema? Te aconsejo que te alejes de la televisión. Seguramente dirás que ver la pantalla chica es una buena forma de despejar la mente, pero eso solo es posible si no te topas con estos personajes.

Estás estudiando o trabajando, tu atención está tan concentrada que apenas te diste cuenta del hambre que tenías porque tu estómago empezó a rugir sin control. Te sientes débil, tal vez hasta mareado. Pero sobre todo, estás enojado. Y enojado con ganas. Un coraje tan intenso que sólo una mordida a tu sandwichito solucionará al instante.

El hambre: el arma más cruel y devastadora, mucho más que la guerra. Según un importante funcionario de la ONU, nos enfrentamos ante una crisis humanitaria tremenda, la mayor desde que terminó la Segunda Guerra Mundial. No puedo dejar de preguntarme, ¿cómo algo puede ser tan mortal como la guerra, los campos de concentración y las bombas? Pero sí, hay algo más mortal y es la hambruna, es la falta de alimentos y de sanidad.