El siniestro se desató en la paradisíaca área del sur de California cerca de la playa de Malibu, poniendo en peligro cientos de viviendas. La conflagración se extendió rápidamente ayudada por los fuertes vientos y obligó a las autoridades a evacuar a los residentes de aproximadamente 200 casas. Un bombero tuvo que ser atendido por calor excesivo y un residente del área fue llevado al hospital por problemas respiratorios, los dos están fuera de peligro.

Vidrios rotos, árboles caídos y estructuras destrozadas fueron algunos de los efectos de las difíciles condiciones climáticas registradas en la noche del pasado domingo. La preocupación embarga a varias familias que aseguran no saber qué hacer luego de haber perdido la mayoría de sus bienes tras la emergencia.

Mientras las autoridades y equipos de rescate intentan controlar las llamas por aire y tierra, residentes del área afectada han tenido que dejar sus hogares como medida preventiva.

Los investigadores del incendio en la planta de almacenamiento de combustibles NuStar ejecutaron una orden de cateo este miércoles para recuperar evidencia que les permita determinar las causas del fuego.

Los organismos de socorro aseguran que, aunque los vientos han bajado en esa zona de California, no se puede cantar victoria y la comunidad debe permanecer alerta. Por otro lado, las zonas residenciales están fuera de peligro y la orden de evacuación fue levantada. Las autoridades advierten que es difícil saber en qué dirección se esparcirán las cenizas o el hollín procedentes del siniestro, lo cual provocará una mala calidad del aire.

Los vientos de Santa Ana han dado una tregua en la región y las autoridades levantan las órdenes de evacuaciones, permitiendo a miles de personas volver a la normalidad, otros deberán enfrentar la pérdida de sus familiares y la destrucción total o parcial de sus viviendas, mientras que los bomberos continúan con sus labores de contención en varias zonas del sur de California.