Está demostrado que el famoso castigo no es realmente efectivo en la educación de nuestros hijos, a no ser que sea para detener conductas peligrosas que pongan en peligro la integridad física del niño o de las personas alrededor.

Cuando nuestro hijo tiene baja autoestima, lo primero que debemos hacer es dejar escapar algo positivo para animarlo y aumentar su confianza. “Esto es natural, no nos gusta cuando nuestros hijos están molestos y queremos que se sientan mejor”, dice el psicólogo Tamar Chansky, autor del libro Liberar a su hijo de pensamientos negativos.

Las palabras son poderosas; así como un "te amo" reconforta el alma, una burla, aún dicha sin mala intención, puede fastidiar, incluso lastimar. Como adultos, en la mayoría de los casos tenemos las herramientas que nos brinda la inteligencia emocional para poder contrarrestar los efectos negativos de las burlas.

Como padres muchas veces nos podemos sentir superados frente al mal comportamiento de nuestros hijos. Llegamos a la casa, cansados de trabajar y todo está dado vuelta; las peleas entre ellos son contínuas, y cualquier excusa parece buena para iniciar la tercera guerra mundial. Pelean por ver quién tiene el poder sobre el control remoto de la televisión, porque aunque haya tres televisores, en la casa, resulta que justo tienen que ver todos sus programas favoritos en el plasma de la sala; pelean por decidir quién se baña primero; pelean por saber a quién le toca poner la mesa hoy; pelean por si uno le dijo "linda" y la otra le contestó "hermosa".

Los niños son ansiosos. Todo debe ser ya, debe ocurrir en el mismo momento en que lo desean; es más, incluso por momento hasta pareciera ser que antes de que sus deseos salgan de sus labios, tú ya debes saber lo que están pensando. Y es debido a esta ansiedad, propia de la edad, en la que nada puede esperar y su paciencia es muy limitada, que desarrollan ciertos hábitos que una vez adquiridos pasan a ser una misión imposible para los padres para erradicarlos.

Es comprensible que como padres queramos proteger a nuestros hijos de todo lo que les pueda perjudicar. Pero, a pesar de que esta es una de las funciones de los padres, hay un punto que si excedemos nos podemos convertir en padres sobreprotectores con hijos que pueden llegar a tener problemas más adelante debido a esto.