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El ejemplo de los padres en la educación de los niños
La educación de los hijos es algo que no podemos desatender. Una vez que hemos decidido traer a alguien a este mundo, es nuestra responsabilidad educarlo de la mejor forma, pues la calidad de vida de esta persona dependerá de cómo desarrollamos nuestra función como progenitores en los primeros años de vida.
LO MÁS RECIENTE

El tartamudeo en la infancia
En este artículo vamos a tratar el tema del tartamudeo en la infancia, un trastorno que impide la correcta locución del niño y que consiste en repeticiones, bloqueos, interrupciones y/o cortes del lenguaje a la hora de expresarse.

Educar a los hijos en la no violencia
Muchas de las preocupaciones de los padres actuales residen en que sus hijos no adquieran hábitos violentos. En este sentido, los padres debemos demostrar desde un primer momento que en la familia se aborrece la violencia, que su aparición nos hace sentir mal y no comulgamos con comportamientos disruptivos.

¿Por qué los niños tienen amigos imaginarios?
Aún recuerdo cuando era pequeña y me encerraba en uno de los baños de mi casa a conversar con mi amiga invisible, llamada Alicia. Manteníamos largas conversaciones y creo nunca haberme peleado: después de todo, mi amiga Alicia siempre coincidía conmigo en todo.
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Cómo evitar que los niños sean agresivos
Ser padres no es tarea fácil porque día a día se enfrentan a diversas situaciones donde tienen que ser muy astutos y creativos para solucionarlas. Tener un hijo es una gran alegría pero también corresponde una fuerte responsabilidad.

¿Cómo lidiar con la depresión en los hijos en edad escolar?
La depresión es una enfermedad muy difícil de detectar en niños y adolescentes, por ello los padres tienen que estar muy atentos a los diversos síntomas que puedan presentar sus hijos en edad escolar.

Un nuevo integrante en la familia: vientos de cambio
Mientras estaba en la panza, el nuevo hermanito era la promesa de algo hermoso, alguien con quien jugar, alguien a quien cuidar y que parecía no amenazar la seguridad del mundo construído por nuestro otro pequeño. Pero el bebé, tan esperado, ya llegó y con él, un huracán de sentimientos encontrados que nuestro hijo mayor no tiene problemas en demostrar. Prácticamente ni lo mira; hace más rabietas que las que tú puedes tolerar en estos momentos e incluso ha ido lejos, más de lo que te hubieras imaginado, al proclamar a los cuatro vientos, el odio que siente por su hermanito nuevo.













