Todos los días, el leal 'Cuchufleto' camina hasta la entrada de Micarán, una mina ubicada en Múzquiz, Coahuila -en el noroeste de México- con la esperanza de volver a ver a su dueño, Gonzalo Cruz Martín, uno de los siete mineros que fallecieron al quedar sepultados luego de una inundación que rompió el techo y las paredes del lugar.
'Cuchufleto', el perro triste que llora mientras espera a su dueño, uno de los fallecidos en la mina de México
La viuda de la víctima relató que el perro espera echado con sus patas largas de pelaje blanco con negro, mientras trata de que su mirada triste encuentre a su dueño por algún lado y regresar con él a su casa, tal como lo había enseñado durante toda su vida.

El noble perro espera echado con sus patas largas de pelaje blanco con negro, mientras trata de que su mirada triste encuentre a Cruz por algún lado y regresar con él a su casa en la comunidad de Rancherías, tal como lo había enseñado durante toda su vida, según informan reportes locales.
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Sandra Idalia Briseño, viuda de Cruz Marín, dijo que 'Cucho' -como llama de manera cariñosa al perro- recordó que el día del fatal accidente el leal animal se pasó horas rascando y olfateando en la zona del derrumbe con mucha desesperación. “Estaba aferrado porque sabía que ahí estaba mi esposo”, cuenta.
Cruz, quien fue el cuarto de los cadáveres rescatados a los dos días del incidente en los que ninguno de los siete atrapados pudo sobrevivir, era esperado por su perro en la entrada de la mina cuando salía de trabajar un poco más tarde de lo habitual. Luego, los dos volvían a casa.
Los días posteriores a la recuperación del cuerpo fueron duros para todos los allegados de Cruz, incluido Cuchufleto, quien no disimulaba su tristeza. Dejó de comer y hasta se pone a aullar como llorando por largos ratos. “Se escucha como si estuviera lamentándose (…) siente la ausencia de mi esposo. Tampoco quiere comer”, asegura Briseño.
Lo vivido con 'Cuchufleto' ha sido comparado con el afamado Hachiko, el perro japonés que esperó a su dueño en una estación de trenes durante varios años tras la muerte del hombre. L a historia conmovió tanto que fue llevada al cine y al leal Hachi se le construyó una estatua.














