Cuando el miedo es el compañero de trayecto: Los peligros de viajar en combi en las calles de la Ciudad de México

El atraco de dos asaltantes que robaban a punta de pistola a pasajeros de una combi del transporte público en el Estado de México (al centro del país) terminó con la muerte de un joven que recibió un disparo en el estómago.

El pasado viernes 28 de agosto, la cámara de seguridad de una de estas furgonetas captó el momento en el que dos sujetos pusieron una mochila en el suelo para que los 10 pasajeros pusieran sus celulares y carteras, mientras los insultaban.

Según El Universal, uno de los ladrones le propinó un codazo a un pasajero y posteriormente un balazo a la altura del estómago. De acuerdo con la fiscalía del Estado de México, el joven, que tenía 24 años, perdió la vida esa misma noche en un centro de salud.

El episodio, por más alarmante y desgarrador que suene, se ha convertido en uno más de los riesgos que enfrentan los habitantes de la Zona Metropolitana del Valle de México, un área de más de 22 millones de habitantes, conformada por la Ciudad de México y sus 60 municipios conurbados, según cifras del último censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Casi a diario se puede leer sobre sobre asaltos que culminan con pasajeros heridos e incluso, como el caso del pasado fin de semana en Naucalpan, con asesinatos. En 2019, el estudio “Encuesta sobre la victimización en el transporte público en la Ciudad de México y Zona Metropolitana” de la consultora Buendía y Laredo, arrojó que el 93% de las 2,000 personas encuestadas afirmó que las combis junto a los microbuses (pequeños autobuses) -ambos concesionados- les parecían inseguros, a pesar de que son los más usados por los usuarios.

Más de 11.5 millones de viajes son realizados a diario -entre lunes y viernes- por microbuses, autobuses y combis, convirtiéndose por lejos en el principal medio de transporte de los habitantes de la zona, según la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México (Semovi). En entrevista para la revista Nexos, el titular de dicha dependencia, Andrés Lajous, aceptó que los asaltos en estos transportes concesionados son más violentos porque “hay casos en los que se suben con armas de fuego o armas blancas (…) y donde, por desgracia, hemos tenido la pérdida de vidas humanas”.

Lo barato sale caro y da mucho miedo

El costo máximo de un pasaje en estas vagonetas -varía según la distancia- es de hasta 12 pesos (unos 55 centavos de dólar). A pesar de lo poco conveniente para muchos habitantes de municipios periféricos que trabajan en zonas de la capital, que tienen que tomar hasta dos o tres rutas, lo barato del servicio es suficiente motivo para convertirse en usuarios rutinarios.

Después del uso de cajeros en la vía pública, el transporte público es el segundo lugar que más miedo genera a los habitantes de la Ciudad de México, según una encuesta del INEGI, en la que 9 de cada 10 habitantes dijeron sentir pavor mientras se transportan a lo largo y ancho de la ciudad en estos vehículos.

Incremento de asaltos

La pandemia del coronavirus, representó solo una pausa en el ejercicio delictivo en este rubro. Durante una reunión con empresarios, la secretaria de Seguridad Estatal del Estado de México, Maribel Cervantes, aceptó que hace casi dos meses, con la implementación de la nueva normalidad -nombre con el que el gobierno federal llamó a su proceso gradual de reapertura- hubo un incremento en los asaltos.

Millones de personas que tienen que transportarse a diario en estos vehículos, se han acostumbrado a un sinfín de malabares para evitar perder sus objetos personales. Es consejo popular colocara tu celular y/o cartera en tus partes privadas o en los calcetines, e inclusive, hay quienes tienen a la vista un teléfono móvil descompuesto o viejo para entregar al asaltante de turno.

Acostumbrarse a este tipo de situaciones se ha vuelto una necesidad para los usuarios en esta área del país. En lo que va del 2020, el Estado de México ocupa el primer lugar en robos a transporte público a nivel nacional, con 3,204 robos a bordo de combis y camiones de transporte público -casi todos con violencia- y en la que la Ciudad de México es el segundo lugar con 1,886, de acuerdo con un reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y Datos Abiertos de la Ciudad de México.

Justicia a mano propia

El hartazgo de la ciudadanía, en un país en donde durante el 78,9% de la población adulta dijo sentirse insegura -de acuerdo con una encuesta del INEGI realizada el año pasado-, ha terminado por desencadenar episodios de violencia que terminan siendo aplaudidos por un grueso de la sociedad que ve un vacío de justicia contra los asaltos rutinarios.

A principios de agosto, la golpiza de un grupo de pasajeros de una combi a un asaltante -que terminó desnudo en el asfalto- acaparó el discurso nacional en todas sus variantes. Además de viralizar memes sobre el caso, las redes sociales fueron, por unos días, una palestra en la que se discutía si valía justificar la justicia que no llegaba desde los organismos públicos que tendrían que proveerla.

Sin embargo, no había sido el primer caso. En julio de 2018, una mujer y un hombre fracasaron en su intento de asaltar a un grupo de pasajeros. Él logró escapar, ella fue molida a golpes por los usuarios encolerizados. A principios de 2020, otro ladrón fue golpeado salvajemente cuando intentó robarles sus pertenencias a usuarios de un microbús en la capital.

El caso del pasado fin de semana parece abrir un nuevo espectro en los asaltos con violencia en combis. De acuerdo con los reportes locales, la víctima fue baleada a la menor provocación, solo por supuestamente poner su pie entre el asaltante y la puerta de salida. El hartazgo de una sociedad y la ausencia de justicia volverá a ser tema de debate.