¿Cocinar te relaja? No es tu imaginación, la ciencia explica por qué
No importa si es un platillo complicado o una receta sencilla, cocinar es terapéutico y ayuda a reducir la ansiedad: te explicamos por qué.
En los últimos años, es cada vez más común hablar de la ansiedad como un padecimiento normalizado en la población. Incluso algunos psicólogos han etiquetado la ansiedad como la enfermedad del siglo XXI.
Según encuestas masivas, más del 33.7% de la población padece algún síntoma relacionado con la ansiedad.
La ansiedad se presenta de diferentes maneras y, por lo tanto, existen diversas formas de tratarla o de reducirla. Es por eso que muchas personas buscan actividades como el deporte, el arte, armar un rompecabezas, cocinar, entre otras.
En el caso de la cocina, a muchas personas les gusta compartir sus logros en redes sociales, aunque no sean reposteros o chefs profesionales, porque lo consideran un momento terapéutico.
Aunque los procesos son diferentes para cada persona, la cocina sí relaja; según la psicología, esta actividad es una forma de canalizar la ansiedad.
Las personas con ansiedad buscan alguna actividad como distracción para eliminar los síntomas y cocinar ayuda porque activa los disipadores sensoriales. Esto quiere decir que los sentidos se ponen alerta cuando inicia la actividad.
Por ejemplo, el olfato está relacionado a un área del cerebro que involucra procesos emocionales y de memoria, que al mismo tiempo, están vinculados a la ansiedad.
La cocina involucra un proceso con pasos a seguir que requiere atención y concentración. En psicología, esto es conocido como terapia basada en la atención.
Este tipo de terapia consiste en que los pacientes con ansiedad encuentren una actividad que absorba su concentración para obtener un resultado tangible y olvidarse de los síntomas de ansiedad.
Cocinar requiere medidas y tiempos exactos que, si no se respetan o siguen al pie de la letra, no se tendrá el mismo producto indicado en la receta. De esta manera, la concentración juega un papel importante para engañar al cerebro y reducir la ansiedad.
Además, el proceso de cocina otorga un producto: una pasta, un pastel, un postre, etc. Esto es gratificante para las personas porque, en general, en la vida diaria no tenemos una forma de medir lo que hemos logrado, según la psicóloga Mary McNaughton-Cassill.
Los trabajos de oficina, atención médica o servicio al cliente suelen ser rutinarios y los resultados que se obtienen no se pueden llevar a casa para saborear. Por eso la cocina resulta terapéutica: además de reducir la ansiedad, nos da un premio.
Por esa razón, las personas que cocinan comparten sus creaciones en redes sociales, pues obtuvieron un producto que pueden disfrutar y presumir.
La cocina como terapia se ha vuelto tan importante que incluso existen organizaciones para hornear pastelillos y recabar fondos para instituciones que atienden la salud mental.
No importa que no seas Buddy el pastelero; si cocinar te relaja, hazlo y presúmelo en tus redes sociales.
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