El momento ha llegado, después de 9 meses de espera por fin tendrás a tu bebé en los brazos. Por supuesto estás muy emocionada, pero también nerviosa. ¿Me dolerán mucho las contracciones? ¿Será muy larga la labor de parto? Todos esos temores quedarán disipados una vez que tu hijo o hija nazca.

El embarazo es un proceso hermoso que conlleva cambios constantes. Todo nuestro cuerpo y nuestra psiquis se preparan para recibir a ese nuevo ser en este mundo. Y, como era de esperarse, una vez que el bebé llega nuestro físico continúa modificándose, particularmente en la zona íntima.

Es una verdadera molestia que los estereotipos de belleza se apliquen a cada etapa de la vida de una mujer. Que de adolescente no debes tener acné, que de adulta debes avergonzarte de tus gorditos, que de mayor debes pintarte las canas... ¡Hasta sufrimos por no recuperar al instante nuestra figura después de dar a luz!

El embarazo y el parto son procesos a los que se les presta mucha atención, tanto por parte de la madre y su pareja como de su entorno. Y debemos celebrar que así sea, porque son momentos de cambios y transformaciones radicales en la vida de una mujer.

Seguro has escuchado su nombre muchas veces a lo largo del embarazo, te lo dijo una amiga, te lo recomendó el médico, lo viste en un video en internet. Hablamos de los ejercicios de Kegel para fortalecer el suelo pélvico.

El embarazo es una gran prueba de resistencia y cambios para nuestro cuerpo, por eso tenemos que cuidar tanto nuestra alimentación durante los 9 meses. Pero tener a nuestro bebé no significa que ya todo terminó, nuestro cuerpo necesita recuperarse y prepararse para la lactancia, y lo mejor que podemos hacer es comer estos alimentos después del parto.