El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos dijo que es probable que los vientos se debiliten entre el lunes y el martes.

Con temor a acudir a los refugios y ser cuestionados por su estatus migratorio, los trabajadores latinos se enfrentan a la incertidumbre en California: algunos han perdido sus casas y sus trabajos en viñedos ya calcinados.

Roberto Iñiguez, un inmigrante mexicano de 61 años, decidió abrir su tienda de abarrotes en Sonoma, California, para ayudar a los desplazados por la ola de incendios más mortífera de la que se tienen registros en el estado. Dice que lo hace "por el placer de ayudar a los demás".

Centenares de bomberos trabajan sin descanso para intentar sofocar los incendios que tienen a California en alerta.

La ciudad de Santa Rosa, en el condado de Sonoma, publicó en su página web un mapa donde los residentes que evacuaron pueden ver si sus viviendas quedaron destruidas con los incendios, pues aún no es posible volver a la zona. La mayoría de los fallecidos se han reportado en este condado, el más afectado por la catástrofe y donde también se cuentan el mayor número de personas desaparecidas. Hasta ahora hay un total de 36 muertos.

A una semana de iniciados, los incendios continúan propagándose y ya han consumido más de 221,000 acres. La cifra de muertos aumentó este sábado y las personas que han tenido que abandonar su hogares huyendo del fuego ya supera las 90,000.