Erika Porras

Catalina Alonzo asegura estar muy triste por el fallecimiento de su hijo, de 8 años de edad, quien murió bajo custodia de la Patrulla Fronteriza en Nuevo México. Defensores de derechos humanos han expresado su enojo y preocupación por lo sucedido y exigen una investigación transparente para saber qué fue lo que pasó.

Las autoridades guatemaltecas exigieron a sus homólogos estadounidenses que les brinden un informe detallado de lo ocurrido con el niño Felipe Gómez, quien murió bajo custodia de la Patrulla Fronteriza, y que realicen los trámites para su pronta repatriación.

Con una caminata de una milla, los familiares de la niña le dieron el último adiós en su aldea de Guatemala después de velarla durante 24 horas. Piden al gobierno de Estados Unidos que permita quedarse al padre de la menor para así poder ayudar a su familia.

Aunque el cadáver de la pequeña ya está en tierra guatemalteca, aún no ha llegado a la población donde vivía antes de emprender el viaje con su padre hacía EEUU, donde murió por causas que aún son investigadas.

Decenas de personas que no tienen dónde vivir han convertido este camposanto en su casa. Algunos duermen en los agujeros de las tumbas, otros han transformado los mausoleos en viviendas que tienen hasta cortinas.

Durante más de cuatro horas, los vecinos de esta localidad se lanzaron las grandes bolas de fuego. Es una tradición peligrosa, pero quienes la practican dicen que esta es su forma de alejar las cosas malas de cara al nuevo año.