El plan del presidente Donald Trump de recortar el financiamiento para el Departamento de Estado y la ayuda extranjera podría enfrentar una prueba el jueves cuando se reúna en la Casa Blanca con el presidente colombiano Juan Manuel Santos, para discutir el apoyo estadounidense al postconflicto tras los acuerdos de paz alcanzados con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El presidente Santos espera blindar los fondos para la paz durante su visita a Washington
El Congreso de EEUU aprobó 450 millones de dólares para apoyar el reciente acuerdo de paz que puso fin a 52 años de guerra en Colombia con los rebeldes de las FARC. Pero Donald Trump no es un gran admirador de los programas de ayuda exterior del Departamento de Estado.


Se espera que Santos pida a Trump que cumpla con el desembolso de 450 millones de dólares prometidos por el expresidente Barack Obama y aprobados por el Congreso de Estados Unidos para apoyar la implementación de los acuerdos.
Colombia goza de apoyo bipartidista en el Congreso y es considerado uno de los aliados más firmes de Estados Unidos en el hemisferio. Los fondos para la paz se incluyeron recientemente en el presupuesto del Congreso para 2017, aunque Trump todavía no ha dicho si eso también ocurrirá en su propio presupuesto, que se publicará a finales de este mes.
"Las circunstancias en Washington ciertamente han cambiado y Trump no está obligado por nada que su predecesor haya aceptado", dijo Eric Farnsworth, experto en América Latina en el Consejo de las Américas.
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Parte del dinero será destinado a "Paz Colombia", un plan mil millonario para reformar y desarrollar la Colombia rural luego de la decisión histórica de poner fin al conflicto de 52 años que tuvo el campo como zona de batalla y en el que, se estima, murieron unas 260,000 personas y millones fueron desplazadas.
Durante los últimos 15 años, Colombia ha sido el mayor receptor de ayuda externa de los Estados Unidos en América Latina, dinero que se acredita ayudando al país a profesionalizar sus antiguas fuerzas armadas para combatir con éxito a los narcotraficantes y la amenaza guerrillera de izquierda.
La suma prometida para el postconflicto representa un incremento de la ayuda de 360 millones de dólares que Colombia recibió el año pasado, pero es un monto menor a los 700 millones de dólares que solía recibir anualmente el país hace una década en el marco del Plan Colombia.
Los fondos reflejan el desafío que enfrenta el país después de firmar en noviembre pasado los acuerdos de paz con las FARC y estarán dirigidos a promover un esfuerzo masivo de desarrollo rural para ayudar a los agricultores a abandonar los cultivos de planta de coca, utilizada para producir la cocaína que, en parte, financió la guerra civil.
"El acuerdo de paz es generalmente bien visto, si se implementa tal como está escrito", dijo Adam Isacson, veterano observador de Colombia ante la Oficina de Washington para América Latina (WOLA). Dados los enormes desafíos que enfrentan décadas de cultivo de la coca y el conflicto armado, Isacson y otros están adoptando un enfoque de "confianza y verificación".
A diferencia del Plan Colombia, fuertemente dedicado al financiamiento militar, Isacson dice que el nuevo esfuerzo de paz es " el primer paquete de ayuda mayoritariamente no militar, no policíaca destinado a Colombia" en la historia de las relaciones.
La ambiciosa iniciativa incluye gasto en carreteras, sistemas de riego, salud y educación, así como la cartografía por satélite del campo. Durante décadas, las guerrillas y los grupos campesinos se han quejado del abandono por parte del Estado del campo, que no ha podido obtener servicios básicos en muchas áreas.
Las autoridades de Colombia argumentan que las guerrillas hicieron casi imposible el acceso a las zonas rurales remotas, al tiempo que reconocen la desafiante topografía de Colombia, en gran parte dominada por montañas escasamente pobladas, vastas llanuras y selva inhóspitas.
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El acuerdo de paz no está exento de críticas, especialmente entre algunos conservadores liderados por el expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez y algunos miembros del Congreso, entre ellos el senador por Florida Marco Rubio. Sin embargo, incluso Rubio ha dicho que apoya el financiamiento del proceso de paz.
Uribe ha viajado varias veces a Washington para presionar contra los esfuerzos de Santos e hizo arreglos para reunirse brevemente con Trump en su residencia Palm Beach, Mar-a-Lago. También envió una carta a la administración Trump y al Congreso advirtiendo que Colombia estaba en peligro de convertirse en un estado autoritario izquierdista similar a Venezuela.
Esta semana, el gobernador de Florida, Rick Scott, escribió una carta pública a Trump para expresar sus preocupaciones sobre el proceso de paz en nombre de los 300,000 colombianos que residen en su estado. Scott pidió a Trump que planteara varias cuestiones, entre ellas un reciente aumento en la producción de coca y la extradición de "terroristas de las FARC" a Estados Unidos. También instó a Trump a reunirse con Uribe.
Envié hoy una carta @POTUS sobre su próxima reunión con el Presidente de Colombia @JuanManSantos. Leer aquí: https://t.co/e3YR26vjhV
— Rick Scott (@SenRickScott) May 16, 2017
Menos clara es la posición de Trump, quien anunció a principios de su presidencia que planeaba recortar el 31% del presupuesto del Departamento de Estado, especialmente la ayuda a otros países.
"El proceso de paz se está complicando cada vez más y hay mucha discusión sobre si Estados Unidos aproyarán una financiación sostenida", dijo Farnsworth, señalando las preocupaciones expresadas por algunos críticos de los acuerdos respecto a la impunidad de los comandantes de las FARC y a su reconocimiento como una organización política legítima.
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Después de que el Congreso aprubó los fondos para la paz, el embajador de Colombia en Estados Unidos, Juan Carlos Pinzón, dijo que el dinero era "fundamental para apoyar la continua transformación de Colombia y el futuro de nuestra nación".
El embajador recordó cómo hace una década el financiamiento estadounidense para entrenamiento y equipo militar en el marco del Plan Colombia, durante los gobiernos de Clinton y Bush, ayudó a poner la guerra a favor del gobierno.
"Hoy Colombia está en condiciones de dar otro salto en el camino de la paz y la prosperidad sostenida", dijo Pinzón.





























