El evento ‘abrazos, no muros’, realizado por la Red Fronteriza por los Derechos Humanos, logró que cientos de migrantes llegaran hasta el río Bravo, entre Texas y Chihuahua, para que se reencontraran con sus familiares por tres minutos. Muchos de ellos no veían a sus seres queridos desde hace 12 años. “Fue hermoso volver a sentir el amor del padre”, dijo Brenda Gómez, una mexicana. Puedes ver: Secuestro, violaciones y extorsión: la peligrosa ruta mexicana usada por migrantes que buscan llegar a EEUU.

De acuerdo con reportes preliminares, el padre de la menor la estaba cargando en sus hombros al intentar cruzar un río en la selva del Darién cuando perdió el control y su hija fue arrastrada por la corriente. Al respecto, Manuel Orozco, director del programa Migración, Remesas y Desarrollo para The Dialogue, habla sobre el riesgo que corren los migrantes en la selva. Mira también: Toneladas de basura y contaminación: el rastro que dejan los migrantes que cruzan la selva del Darién.

Dos tipos de cortes federales ya habían ordenado a Texas mover el 'muro flotante' de boyas en el Río Bravo, pero en una apelación, el Quinto Circuito permitió que se quedaran por ahora.

En el lugar, una mujer identificada como Edith N., de 39 años, que afirma ser su tía, confesó a las autoridades que no pudieron alcanzarla cuando fue arrastrada por la corriente.

A la orilla del afluente, el presunto ‘coyote’ ya era esperado por delincuentes que lo recogieron en una moto de agua, conocida como jet ski, para ayudarlo a escapar y trasladarlo al lado mexicano de la frontera.

En una persecución, en Mission, Texas, un coyote fue rescatado por sus cómplices luego de salir de un auto en movimiento y lanzarse a aguas del Río Bravo, donde fue recogido en un jet ski y llevado al lado mexicano de la frontera.