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Este gatito estaba congelándose en la nieve cuando una familia lo rescató y lo revivió con mucho amor

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Sin dudas que esta familia tuvo un día de Acción de Gracias distintos a los anteriores y lo guardarán en sus retinas por siempre.

Hace 10 años |
1 mins
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Actividades para disfrutar con los niños de una Navidad divertida

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La ciudad se viste de Navidad Las fiestas navideñas, tan deseadas por los niños, están a la vuelta de la esquina. Todavía quedan varios díás, pero el tiempo vuela. Basta con ver cómo los establecimientos y centros comerciales ultiman los detalles de su decoración: guirnaldas, abetos e imágenes de los Reyes Magos y de Papá Noel. Los dulces típicos navideños como los turrones, mazapanes, mantecados, hojaldres y una gran variedad de bombones y exquisitos chocolates están ya cuidadosamente colocados en sus estanterías. Los carteles con las mejores ofertas del departamento de juegos y juguetes son más que visibles y las montañas de catálogos comienzan a descender porque los niños hace ya unos días que cogieron el suyo para poder ver todo lo que van a pedir por carta a los Reyes Magos y/o a Papá Noel (Santa Claus). El alumbrado navideño poco a poco se va extendiendo por las calles principales de las ciudades en forma de hermosas guirnaldas, campanas, ángeles y bastones de caramelo. El gran abeto colocado de forma estratégica en la plaza espera impaciente a que llegue el día de su iluminación. Dará entonces comienzo la Navidad y el trasiego de adultos, jóvenes y pequeños con sus bolsas repletas de regalos se volverá casi permanente durante las fiestas; los villancicos se convertirán en himnos indiscutibles en tiendas y puestos callejeros. Así es la Navidad, una fiesta hermosa en la que, además, la familia aprovechará para reunirse y celebrar. Se exaltarán valores como el amor, la reconciliación, la paz, la solidaridad, la generosidad, la gratitud y la esperanza, valores que deberían acompañarnos no solamente durante estas fechas sino también durante los 365 días del año. Dentro de poco dará comienzo la cuenta atrás para que los niños disfruten de unos maravillosos y merecidos días de ocio y descanso después de haberse esforzado en sus estudios. Y nosotros, papás y mamás, quizás tengamos que hacer malabares para conciliar nuestra vida laboral y familiar. Muchos por estas fechas tendremos que trabajar y probablemente ya estés pensando cómo planificar una Navidad inolvidable repleta de actividades para disfrutar en familia. Para echarte una mano te propongo: Actividades navideñas Donación de juguetes. Inculca en tus hijos el valor de la solidaridad y generosidad. Busca en casa juguetes con los que ya no juegan tus pequeños pero que estén en buen estado y llévalos a los puntos de donación de juguetes de tu ciudad. Así conseguirás que otros niños puedan jugar y disfrutar de la Navidad como los demás. “Amigo invisible”. Consiste en hacer de forma anónima un regalo al miembro de la familia que te haya tocado por sorteo. Los regalos pueden ser creaciones artesanales personales (dibujos, una foto con un marco reciclado). Cuando se reúnan para entregar los regalos y cantar villancicos, lo pasarán genial. “Dulce Navidad”. ¡Ponte el delantal y manos a la masa! Elabora con tus hijos dulces y postres típicos navideños para regalar. “Mi árbol de Navidad es especial”. Quizás tengas a una parte de la familia lejos. Te propongo tener a tus familiares muy presentes en estas fechas. Para ello recopila las fotos de abuelos, tíos, las tuyas y las de tus hijos. Pégalas en círculos medianos de cartulina. Coloca un lazo y así ya tendrás las bolas de Navidad para el árbol. Escribe detrás un mensaje de cariño para ese familiar. Cuando estén todas las “bolas” listas, colócalas sobre el abeto en disposición de árbol genealógico (arriba los abuelos, abajo ustedes…). Completa la decoración con otros adornos hechos con material de reciclado. “¡Feliz Navidad!”. Felicita a amigos y familiares con tus postales artesanales. Calendarios de adviento. Puedes elaborarlos con los tubos de los rollos de papel higiénico, papel de regalo, lazos y chocolates. La cuenta atrás para que llegue papá Noel a tu casa le resultará a los niños más dulce. “Queridos Reyes Magos/ Papá Noel”. Escribir la carta para solicitar los regalos más deseados hará mucha ilusión a tus hijos. Dales los catálogos de juguetes y haz hincapié en que no se excedan en sus peticiones. Pueden pedir un regalo para crear, otro para leer y otro para jugar. Después vayan juntos a depositar las cartas en los buzones habilitados para ello. “La Navidad en otros lugares del mundo”. Conviértanse en investigadores y exploren por internet curiosidades acerca de esta celebración en otros países. Es muy interesante y enriquecedor. Salidas para disfrutar de visitas a amigos y familiares, museos, belenes, teatros, cines, parques, zoológicos, conciertos, ludotecas, cuentacuentos, fábricas de dulces, puestos navideños callejeros, etcétera. “Papá Noel y los Reyes felicitan a tus hijos”. Sorprende a tu hijo con un video que podrás personalizar con su nombre, edad y foto. Papá Noel y/ o los Reyes Magos le sorprenderán. Y tú, ¿qué actividades tienes pensadas para disfrutar con tus hijos durante las vacaciones de Navidad? Cuéntanos.

Hace 10 años
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Hace 10 años
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Mis mejores recuerdos de la Navidad: desde mi infancia hasta la maternidad

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Las Navidades de mi infancia eran bien diferentes a las de ahora. En Argentina, donde nací y crecí, la Navidad llega en verano y en vacaciones. Con mi familia casi siempre la celebrábamos afuera, en el patio. Nos reunimos todos los familiares del lado materno (siempre éramos más de 20) y los festejos tenían lugar el 24 a la noche, durante la llamada Nochebuena. Comíamos vitel toné, pollo, cerdo, ensalada rusa. No faltaba la sidra, ni los turrones y ni las deliciosas almendras bañadas de chocolate, que mi abuela escondía para que no las comiéramos antes de la cena. Papá Noel llegaba a la medianoche, y a esa hora encontrábamos los regalos debajo del árbol navideño. En la mesa todos hablábamos al mismo tiempo y las conversaciones eran cruzadas, el de enfrente hablaba con el de la punta, y a veces sinceramente no se entendía nada. Después de la cena nos quedábamos bailando en la vereda con la familia y saludando a todos lo que pasaban por el frente. Mis abuelos se sentaban en sus sillas-hamaca y mi abuelo, que era una de las personas más populares de la ciudad, no dejaba vecino por saludar. De grande, solíamos ir a bailar hasta la madrugada y, al día siguiente, el 25, comíamos algo liviano y nos íbamos a la piscina. Recuerdo muchas de mis Navidades y todas eran especiales, pero tengo un recuerdo muy vívido de una vez en la que mi tío Daniel, que ya no está con nosotros, me llevó al medio de la calle, me mostró una estrella muy brillosa, y me dijo, mira en esa estrella viene Papá Noel, mira cómo está bajando. Y yo vi la estrella bajar. A los cinco minutos los regalos estaban debajo del arbolito y yo no podía salir de mi asombro. Las Navidades sin la familia En el 2000 me mudé a Miami y ahí tuve mi primera Navidad a solas. Como recién me estaba instalando en un departamento, dormía en una cama inflable. Pese a que varios conocidos me invitaron a pasar la Navidad con ellos, no me sentía en condiciones de estar con otra familia que no fuera la mía. Por eso, a las 10 de la noche hora de Miami, que era la medianoche en Argentina, y rogando que la congestión telefónica no me lo impidiera, llamé a mi familia con una tarjeta de larga distancia, saludé a todos los bulliciosos celebrantes, apagué la luz y me fui a dormir llorando. Poco a poco me fui acostumbrando a las Navidades sin la familia. Trabajaba lo más que podía para llegar cansada a la casa e irme a dormir. Luego, en New York, las cosas fueron cambiando. En esta ciudad es difícil no dejarse encantar en la temporada de fiestas. A mí me parecía todo una película: las decoraciones, la nieve, la música, los chicos patinando sobre hielo y los parques iluminados. Así y todo, no celebraba la Navidad como una fiesta. Quizá iba a cenar con alguna amiga el 24, y el 25 de diciembre me iba siempre al cine. La maternidad La primera Navidad que pasé con mi esposo fue muy tranquila. Estaba embarazada de 8 meses y hacía frío. Mi esposo no tenía la tradición de celebrar como yo, y por eso, sólo puse un arbolito pequeño y algunas luces, como para tener algo festivo en el departamento donde vivíamos. Con la llegada de mis hijas, la celebración de la Navidad volvió a ser algo esperado. Cambié la tradición de dar los regalos a la medianoche (porque todos nos dormíamos antes) por la de darlos a la mañana. Empezaron también nuestras visitas a Santaland (que son ya una tradición), los paseos en tren con Santa Claus. Comenzamos a decorar galletas navideñas y ahora armamos el arbolito entre todas. Y nunca falta la música navideña, que a mi esposo le gusta escuchar desde Thanksgiving. La Navidad volvió a tener luces y ruidos en mi casa. Volvió el ajetreo de buscar los regalos, esconderlos, preparar la cena, recibir a los invitados, vestirnos de fiesta. Trato de hacer que cada festejo cree memorias en mis hijas que se puedan llevar con ellas donde vayan. Sueño que pronto pueda tener una Navidad de verano, con toda la familia, en la que mis hijas puedan vivir esa experiencia de darse un abrazo navideño a sus abuelos, uno de verdad, y no vía internet. Que puedan correr con sus primos y emocionarse a la medianoche cuando vean a Santa bajar desde una estrella. Y me vean bailar con mis hermanos, hasta la madrugada, aunque ahora nos duela un poco más el cuerpo. Honestamente, no puedo pensar en un mejor regalo para todos nosotros. ¡Que tengan una hermosa Navidad!

Hace 10 años
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Hace 10 años
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Los que ya no están: cómo afrontar una pérdida familiar en época de fiestas

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Cuando un ser querido se va, deja un vacío muy grande. Una pérdida familiar realmente es una de las experiencias más duras que podemos tener en la vida, y a veces ningún consejo es suficiente para lograr superar un proceso tan doloroso. Especialmente cuando se acerca el fin del año y la llegada de la Navidad, las ausencias se hacen más evidentes, y a veces es difícil encontrar fuerzas para celebrar. Para cualquiera que ha vivido recientemente una pérdida familiar, en esta época se siente más intensamente la ausencia de un ser querido. La tristeza nos puede invadir y quitarnos las ganas de celebrar. Sin embargo, no debemos pensar que no es posible sentirse de otra manera. Hay varias cosas que nos pueden ayudar a que estos días festivos nos encuentren en paz y armonía con nuestro entorno. Lo primero que debemos hacer es dejar que nuestros sentimientos fluyan con normalidad. Estudios muestran que, incluso en los primeros días de diciembre, muchas personas que atraviesan por un proceso de duelo pueden sentir ansiedad, insomnio, y falta de apetito, incluso si la pérdida familiar ocurrió hace mucho tiempo. Es normal sentir que nuestros sentimientos quedan expuestos y que cualquier cosa a nuestro alrededor nos puede hacer daño. Una vieja canción de Navidad, el aroma de las comidas típicas de esta época o el simple ambiente en las calles inevitablemente nos recordarán al ser amado. Si la pérdida ocurrió muy cercana a las fiestas, hay familias que elijen cambiar por completo de ambiente para evitar de alguna manera enfrentarse al duro proceso de pasar la nochebuena o el año nuevo en el mismo lugar donde compartían con el ser ausente. Es tal vez buen momento para realizar un viaje lejos a un ambiente diferente, alejados de los lugares que nos traen recuerdos. En mi familia hemos hecho esto en varias ocasiones, sin embargo hubo un caso en especial, cuando mi abuelito falleció un mes de noviembre, mi abuelita (su esposa) prefirió quedarse en casa en las navidades donde por muchos años vivió con mi abuelo y nadie pudo sacarla de su rutina. Ella prefería estar en el lugar que siempre estuvo con él. Muchas familias prefieren reunirse en el lugar de siempre y recordar a sus seres que ya no están. Las lágrimas o las risas caben en el mismo lugar. En familia no sólo se comparten los buenos momentos, sino también las tristezas. Lo importante es que procuremos no aislarnos ni quedarnos solos. Busquemos compañía, y estemos tranquilos en el lugar que escojamos pasar estos días. No debemos obligarnos a festejar, pero tampoco debemos obligarnos a estar tristes. Esto es algo que puede sonar extraño pero es muy común. Muchas personas sienten que deben mostrarse tristes o aislados en honor a los ausentes, y se niegan a la posibilidad de al menos disfrutar algunas horas, pues se sienten culpables de no estar honrando la memoria del ser querido o que incluso, otros pensarán que a nadie le importa su pérdida. Es importante ser consecuentes con nuestros sentimientos. A veces llorar no es la única manera de expresar tristeza. En época de las grandes guerras del mundo surgieron los lugares más festivos para celebrar, bailar y quizás olvidar un poco la tragedia que vivían. El duelo y la tristeza se lleva por dentro y es un proceso interno que trabajamos día a día, y hay muchas maneras de exteriorizarlo. Para los niños, la pérdida familiar será un proceso tan duro como para los adultos de la familia, pero al mismo tiempo Navidad es la época más feliz para cualquier pequeño, así que, como padres debemos tomar un poco más de fuerzas y darle a nuestros hijos la Navidad que merecen a pesar de la tristeza. Hablar con ellos y explicarles que donde sea que ese ser querido esté (abuelito, tío, o hermano) estará feliz de verlos disfrutar de estas fiestas. Vengo de una familia y una cultura católica. En Venezuela por ejemplo, los días de Navidad los cementerios están repletos de familias que van a visitar a sus seres que murieron. Van temprano a llevarle flores, rezan juntos y se quedan un rato allí recordando o incluso conversando imaginariamente con él. Tener algún ritual para honrar o estar unos minutos con la memoria del ser ausente, puede ayudar a pasar estas fiestas sin sentir que han olvidado a los que no están. La Navidad y la llegada de año nuevo también son necesarias para la reflexión, la búsqueda de la paz con nosotros y con nuestros seres queridos, recordar y honrar a los que ya no están y encontrar fuerzas para enfrentar nuevos retos. A fin de cuentas ahí está el sol saliendo cada mañana, avisando que la vida nos regala un día más y que debemos levantarnos y continuar.

Hace 10 años
4 min
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