En Central Catholic High School, una de las escuelas más prominentes de San Antonio, un joven de 15 años fue víctima de acoso y agresión, según denuncia su padre, Carlos García. Al parecer, estas prácticas formaban parte de un supuesto ritual de iniciación dentro del equipo de fútbol de la escuela. Jesse Guerra, abogado de la familia, habla de la existencia de una jaula en la que metían al menor.

El reverendo David Black denunció que agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) le dispararon bolas de gas pimienta en la cabeza mientras participaba durante una vigilia frente al centro de procesamiento de ICE en Broadview, Illinois. El pastor se unió a una demanda de periodistas y vecinos que acusan a la administración Trump de violar el derecho a la libre expresión. También puedes ver: Transeúntes confrontan a ICE durante una detención: los agentes dejaron libre al hombre.

Una familia alzó la voz meses después de que su hijo fuera víctima de novatadas violentas y presuntos abusos dentro del equipo de fútbol de una preparatoria católica.

Autoridades identificaron como Jean Wilga Stinfile, de 33 años, al hombre que fue mortalmente apuñalado en un parque ubicado en la 11220 del noroeste y la calle 99 en Miami-Dade. Christopher Prats, de 31 años, fue detenido por el crimen y enfrenta un cargo de asesinato en segundo grado con un arma. Además, el sujeto tiene una causa abierta de violencia doméstica.

De acuerdo con las autoridades, el primer incidente se dio en la cuadra 12900 de Dairy Ashford, en Sugar Land, donde una mujer murió en un tiroteo que presuntamente se habría originado tras un hecho de furia al volante. Posteriormente, autoridades de Houston encontraron a dos hombres muertos en el 13330 de Fondren Road y más tarde a otro adulto sin vida, quien al parecer fue el autor de los crímenes.

Un padre fue detenido por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en el corredor del 26 Federal Plaza, a donde acudió porque tenía una cita en corte. El hombre estaba con su familia, incluida su hija, quien tiene un tumor en la cabeza y tuvo que salir del hospital para poder cumplir con el compromiso migratorio. “Sentimos que entramos a la boca del lobo”, dice Verónica Torrealba, esposa del hispano.