Las enfermedades cerebrales son un tema muy complejísimo, y la medicina todavía no cuenta con tratamientos generalizados que hagan posible su prevención y erradicación definitiva en todos los casos. La investigación en compuestos naturales continúa haciendo su camino al respecto y aportando soluciones a ello, contribuyendo con posibles tratamientos para estas enfermedades.

¿Recuerdas el olor a madera de tu cama de la infancia? ¿O qué tal el aroma de la casa de tu mejor amigo de la escuela? Bueno, al menos estos dos aromas yo los tengo bien grabados, y estoy seguro que de volver a sentirlos los reconocería al instante. Detrás de esto opera la maquinaria evolutiva, y una lógica que explicamos a continuación.

El interés por acceder a las zonas vedadas de nuestro inconsciente ha dado pie a múltiples inventos y experimentos que han ido ganando precisión con el correr del tiempo. La decodificación de las señales más profundamente albergadas en nuestro cerebro es uno de ellos; en otras palabras, leer la mente.

Una de las piezas artísticas más famosas del mundo, la Mona Lisa de Leonardo da Vinci, no sólo ha cautivado a los espectadores por su belleza, sino que también por el misterio escondido en su ambigua sonrisa. Ésta es visible en algunas ocasiones, mientras que en otras se oculta tras una boca inexpresiva.

Musa inspiradora de Sigmund Freud, escenario de Freddy Krueger y cúspide de nuestra naturaleza sin sentido, los sueños se prestan para hablar mucho. En términos de la ciencia, la psicología ha sacado mucho provecho de ellos, y hasta existe una disciplina encargada exclusivamente de su estudio: onirología.

Tal vez recuerdes que hace unos días viste una película al azar en la televisión, pero probablemente de ella recuerdes tan sólo un par de escenas, a pesar de haberlas visto todas. También es posible que recuerdes que hablaste con alguien por teléfono, aunque no recuerdes explícitamente lo que dijiste. Pero cuidado, no te engañes, la memoria está allí.