El presidente Joe Biden aterrizó en Londres el domingo en una visita de camino a la cumbre de la OTAN en Lituania, que comienza el martes.
Tensión en la cumbre de la OTAN por el veto de Turquía a Suecia y las bombas de racimo a Ucrania
Sin un final a la vista para la invasión rusa sobre Ucrania, los líderes de la OTAN se reúnen en Lituania a partir del martes para su cumbre anual, en un momento en que la unidad de la alianza de seguridad más grande del mundo enfrenta nuevos retos.

Durante su estancia en la capital británica, Biden tiene en agenda una reunión con el rey Carlos III para discutir la situación del medio ambiente y con el primer ministro Rishi Sunak para hablar sobre la guerra en Ucrania. Es la primera vez que el presidente estadounidense está en Londres desde el funeral de la reina Isabel II, ocurrido en septiembre de 2022.
Los líderes de la OTAN dijeron en 2008 que Ucrania eventualmente se convertiría en miembro pero no establecieron una hoja de ruta, a pesar de las apasionadas súplicas del presidente Volodymyr Zelensky.
“Ese es un tema en el que Estados Unidos duda un poco más que muchos otros aliados de la OTAN”, explicó Julie Norman, codirectora del Centro de Política de Estados Unidos en el University College London. “Podría haber algunas discusiones a puertas cerradas sobre dónde está el Reino Unido en eso antes de ir a la reunión completa [de la OTAN]”.
Estados Unidos y el Reino Unido se encuentran entre los partidarios occidentales más fuertes de Kiev. Norman señaló que “en todo caso, el Reino Unido ha tomado la delantera en algunos de los compromisos militares”, empujando a la administración Biden a ir más allá en temas que incluyen tanques y un esfuerzo internacional para dar a Ucrania aviones de combate F-16.
La admisión de nuevos miembros, entre los retos de la OTAN
La alianza de seguridad más grande del mundo está luchando para llegar a un acuerdo sobre la admisión de Suecia como su miembro número 32.
El gasto militar de los países miembros va a la zaga de los objetivos de largo alcance. La incapacidad de llegar a un compromiso sobre quién debería servir como el próximo líder de la OTAN obligó a extender el mandato del actual secretario general, el noruego Jens Stoltenberg, por un año más.
Quizá las preguntas más difíciles giran sobre cómo se debería facilitar el ingreso de Ucrania en la OTAN.
Algunos sostienen que admitir que Ucrania cumpliría una promesa hecha hace años y sería un paso necesario para disuadir la agresión rusa en Europa del Este.
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Otros temen que se vea como una provocación que podría convertirse en un conflicto aún más amplio.
“No creo que [Ucrania] esté listo para ser miembro de la OTAN”, dijo el presidente Joe Biden a CNN en una entrevista que se transmitió el domingo.
Biden añadió que unirse a la OTAN requiere que los países “cumplan con todos los requisitos, desde la democratización hasta una amplia gama de otros temas”.
Señaló que Estados Unidos debería brindar asistencia de seguridad a largo plazo a Ucrania, “la capacidad de defenderse”, como lo hace con Israel.
Las disputas entre amigos no son infrecuentes, y el catálogo actual de disputas palidece en comparación con los temores del pasado de que Donald Trump le daría la espalda a la alianza durante su presidencia.
Pero los desafíos actuales llegan en un momento en que Biden y sus contrapartes están muy comprometidos en demostrar armonía entre los miembros.
“Cualquier fisura, cualquier falta de solidaridad ofrece una oportunidad para aquellos que se oponen a la alianza”, comentó Douglas Lute, embajador de Estados Unidos ante la OTAN bajo la presidencia de Barack Obama.
El presidente ruso, Vladimir Putin, desea explotar las divisiones mientras lucha por ganar terreno en Ucrania y enfrenta desafíos políticos en el país, incluidas las secuelas de una breve revuelta del grupo mercenario Wagner.
“No quieres presentar ninguna fisura”, remató Lute.
El efecto de la guerra de Ucrania sobre la OTAN
En cierta medida, la guerra en Ucrania revitalizó a la OTAN, que se creó al comienzo de la Guerra Fría como un baluarte contra Moscú.
Los miembros de la OTAN han invertido material militar en Ucrania para ayudar con su contraofensiva, y Finlandia puso fin a una historia de no alineación para convertirse en el miembro número 31 de la alianza en abril de este año.
“Creo que es apropiado ver todo el éxito”, dijo el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, de Kentucky, a la agencia AP. “Así que creo que la invasión ha fortalecido a la OTAN, exactamente lo contrario de lo que Putin anticipó”.
Mencionó el cambio de Alemania hacia una política de defensa más sólida, así como el aumento del gasto militar en otros países.
La última prueba de la solidaridad de la OTAN llegó el viernes con lo que Biden dijo que fue una “decisión difícil”, de proporcionar bombas de racimo a Ucrania.
Más de dos tercios de los miembros de la alianza han prohibido el arma porque tiene un historial de causar muchas bajas civiles. Estados Unidos, Reino Unido y Ucrania no están entre ellos.
En cuanto a la posible entrada de Ucrania en la OTAN, la alianza dijo en 2008 que Kiev eventualmente se convertiría en miembro. Desde entonces, se han tomado pocas medidas para lograr ese objetivo. Putin ocupó partes de Ucrania en 2014 y luego intentó capturar la capital en 2022 con su invasión.
“Una zona gris es una luz verde para Putin”, señaló Daniel Fried, exembajador de Estados Unidos en Polonia y ahora miembro distinguido del Atlantic Council.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, pidió una señal unificada de la OTAN sobre Ucrania y para que su país se una a la alianza.
“Sería un mensaje importante decir que la OTAN no le teme a Rusia”, afirmó Zelensky a través de un traductor en una entrevista de ABC, cuando se le preguntó si asistiría a Vilnius.
“Ucrania debería obtener claras garantías de seguridad mientras no esté en la OTAN. Y ese es un punto muy importante. Solo en estas condiciones nuestra reunión tendría sentido”, subrayó.
Las diferencias en el bloque de países que forman la OTAN
Estados Unidos y Alemania insisten en que la atención debe centrarse en el suministro de armas y municiones a Ucrania, en lugar de dar el paso más provocativo de extender una invitación formal para unirse a la OTAN.
Los países del flanco oriental de la OTAN (Estonia, Letonia, Lituania y Polonia) quieren garantías más firmes sobre su futura membresía.
La OTAN podría decidir elevar su relación con Ucrania, creando lo que se conocería como el Consejo OTAN-Ucrania y dando a Kiev un asiento en la mesa de consultas.
Turquía, otro foco de debate en la cumbre de la OTAN
También en el centro de atención en Vilnius estará el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, el principal obstáculo para los intentos de Suecia de unirse a la OTAN junto con su vecino Finlandia.
Erdogan acusa a Suecia de ser demasiado indulgente con las manifestaciones antiislámicas y los grupos militantes kurdos que han librado una larga insurgencia en Turquía.
Suecia cambió recientemente su legislación antiterrorista y levantó el embargo de armas a Turquía. Pero un hombre quemó un Corán frente a una mezquita en Estocolmo la semana pasada, y Erdogan señaló que esto supondría otro obstáculo. El presidente turco equiparó a “los que permitieron el crimen” con los que lo perpetraron.
Turquía y Estados Unidos también están en un callejón sin salida por la venta de aviones de combate F-16. Erdogan quiere los aviones mejorados, pero Biden dice que primero se debe tratar la membresía de Suecia en la OTAN.
McConnell dijo en la entrevista con AP que apoya la venta de aviones de combate a Turquía “siempre que se resuelva la membresía de Suecia”.
Biden mantuvo una larga llamada con Erdogan a bordo del Air Force One camino a Londres. Durante la conversación, Biden “transmitió su deseo de dar la bienvenida a Suecia a la OTAN lo antes posible”, según la Casa Blanca.
No es la primera vez que Erdogan busca utilizar una cumbre de la OTAN para beneficio turco. En 2009, retrasó la nominación de Anders Fogh Rasmussen como secretario general, pero aceptó la medida después de asegurar algunos puestos de alto nivel para funcionarios turcos en la alianza.
Max Bergmann, un exfuncionario del Departamento de Estado que dirige el Programa de Europa en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, indicó que e xiste una creciente frustración entre los aliados hacia Erdogan, debido a las preocupaciones sobre sus vínculos con Putin, el retroceso democrático y la evasión de sanciones.
“Han intentado jugar bien”, afirmó Bergmann. “La pregunta es si es hora de volverse mucho más confrontativos”.
El primer ministro de Hungría, Viktor Orban, también está retrasando la aprobación de la membresía de Suecia por parte de su país. En respuesta, el senador Jim Risch, el principal republicano en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, está bloqueando una venta de armas de EEUU por 735 millones de dólares a Hungría.
“No queremos miembros que no estén interesados en hacer todo lo posible para fortalecer la alianza en lugar de buscar sus propios intereses o intereses individuales”, señaló Risch. “Estoy harto y cansado de eso”.
Risch rechazó la idea de que estos desacuerdos sean una señal de debilidad dentro de la OTAN.
“Este tipo de cosas siempre surgen en una alianza”, aseguró. “El hecho de que hayamos sido capaces de lidiar con ellos y de que continuaremos lidiando con ellos demuestra que esta es la alianza militar más exitosa y más fuerte en la historia del mundo”.
El debate sobre el nuevo secretario general de la OTAN
En lugar de buscar el consenso sobre un nuevo líder de la OTAN, los miembros acordaron extender el mandato de Jens Stoltenberg, quien ocupó el cargo desde 2014, por un año. Es su cuarta prórroga.
La mayoría de los miembros querían que una mujer fuera la próxima secretaria general, y la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, había sido considerada una de las favoritas. Pero Polonia insistió en un candidato de los estados bálticos porque ya había habido dos secretarios generales nórdicos seguidos: Stoltenberg fue un primer ministro noruego y Rasmussen fue un primer ministro danés.
Otros se muestran escépticos a la hora de aceptar a un candidato de los países bálticos, cuyos líderes tienden a ser más provocativos en su acercamiento a Rusia, incluido el apoyo al deseo de Ucrania de unirse rápidamente a la OTAN.
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