El género del horror cinematográfico ha existido por más de un siglo; muchos consideran que es uno de los «géneros puros» del cine, junto con el drama y la comedia, ya que provoca un sentimiento inequívoco de espanto y miedo, pero el espectro de temas para incurrir en esta respuesta emotiva es sumamente amplia (terror realista, sobrenatural, ficticio, etcétera.), por lo que también es un género que nunca deja de cambiar y evolucionar.

Como era de esperar, el primer fin de semana de Spider-Man: Homecoming en la cartelera cinematográfica fue un éxito superlativo, que sitúa al arácnido como el rey absoluto de la taquilla con una recaudación de $117 millones en el mercado local y $257 millones globales.

Lamentablemente, el género de terror no ha recibido el reconocimiento que merece por parte de la industria. De hecho, solo es limitada a los efectos especiales y al maquillaje, dejando detrás tramas complejas y que valen la pena ser debidamente valoradas.

Constantine

Tenemos que admitirlo, los 90 fueron una época interesante para el cine de terror, especialmente porque fue un momento de la historia en el que comenzaron a manifestarse efectos especiales más refinados en búsqueda de reacciones más intensas.

Fede Álvarez es en estos días el director estrella de Hollywood.