En abril de 2017, durante el Festival de cine de Tribeca, se estrenó una curiosa comedia dramática titulada The Last Poker Game (“El último juego de poker”), centrada en una pareja de ancianos que se mudan a un residencial y que explora, precisamente, ciertos temas propios de la tercera edad.

¿Imaginas a Michelle Rodríguez en el papel de la chica indefensa que espera que el príncipe la rescate del dragón? ¿A Jason Statham actuando como el niño bueno de quien todos se aprovechan? ¿Qué hay de Adam Sandler como un hombre maduro y estable que no acepta tonterías de nadie?

Alec Baldwin es un mago de la interpretación. En los noventa se convirtió en el actor principal que acaba con los malos y se queda con la chica. Su nombre dejó de brillar por unos años, aunque sus conflictos personales mantuvieron su fama a flote.

En 1998 todos en Hollywood supo quién era Cate Blanchett. La australiana encarnaba a Elizabeth I en Elizabeth logrando una interpretación tan magnífica que las nominaciones y premios no dejaron de llover. Solo ese año se llevó un BAFTA y un Globo de Oro a casa, además de su primera nominación a los premios Oscar.

Estamos en un punto en el no sabemos cuál es nuestro personaje favorito de tantos que ha interpretado Reeves a lo largo de su carrera. Desde joven hedonista, príncipe rencoroso, el elegido para liberar las cadenas de la esclavitud en la Matrix o como asesino retirado que regresa para vengarse, todos y cada uno de ellos demuestran que este actor se ha ganado nuestro corazón a pulso.

Debemos admitir que pensamos que Hollywood es la meca del espectáculo y de la industria cinematográfica. Lo cierto es que tenemos, literalmente, un mundo que explorar. La mayoría de los países cuentan con un sistema que también produce, reconoce y celebra el cine hecho en casa.