Al que le gustan los helados y le gustan los postres, los postres helados le gustan todavía más. Son la conjunción perfecta de lo rico y lo rico, para dar como resultado algo mucho más rico: más rico, más dulce y más helado.

El ketchup es un vicio del que jamás pude salir. Desde comerla con carne hasta hacer un arroz y agregarle ketchup pasando por todas las variedades de comidas a las que puede agregárseles esta salsa, mi paladar ha degustado todas las variedades de aplicación de ketchup habidas y por haber.

Hay postres que matan a un solo golpe de vista… pero matan de la tentación, matan de las ganas, matan del deleite. Y lo mejor, lo mejor de todo, es que luego… cuando llega el momento del mordiscón, este postre no defrauda. No sé otros… pero este no.

Realmente me he dado cuenta de que no soy como la mayoría de las personas. Muestra clara de esto... no me gustan los bordes, y amo el fainá grueso... Si, al revés de todo el mundo. Mientras que todos se matan por obtener los bordes tostaditos y crujientes, yo me quedo con los centros más esponjosos.

En mi casa cuando eramos chicos siempre pasaba lo mismo... los mayores se cocinaban esas recetas llenas de verduras y cosas raras que los niños odiábamos. Y en lo que se refería al postre, solo había dos opciones: ensalada de frutas o helado.

Ahora con esto de que se vienen las fiestas, se vienen los brindis. Y para esperar tantos festejos, qué mejor que hacer nuestro propio licor. Después de este post vas a poder hacer un licor de crema de chocolate para deleitar a todos tus amigos y familiares.