La sensación de hambre es una señal de que hay una necesidad de ingerir alimentos. Sin embargo, esa señal no siempre es por necesidad, sino también por deseo. Comer sin necesidad —más conocido como hambre emocional— es la principal causa del aumento de peso.

Es el acompañamiento favorito de muchos. Un grano tan sencillo como el arroz se puede convertir en más platos de los que imaginas, puede ser un risotto o un suculento arroz con leche. No importa cómo se lo presente, es igual de delicioso, pero no todo el mundo sabe qué tan bueno es para la salud.

En los años 90 existía una creencia sobre la quema de calorías, que era más rápida cuando entrenabas en ayunas y en la mañana.

Cada técnica que se utiliza para cocinar, sea a la parrilla, sartén, olla presión o al vapor, modifica completamente la calidad de los alimentos como así también su sabor y su valor nutricional. ¿Cuáles son los métodos de cocción más saludables? ¿Cuáles deberías evitar?

¿Cómo te sentirías si mientras comieras tuvieras un par de ojos clavados encima? ¿Te gustaría que haya dos personas observándote y casi tomando nota de la cantidad y la forma en que ingieres la comida? ¿Qué te parecería incluso que te metieran una cuchara repleta de comida sin preguntar? Pues, aunque parezca exagerado, este tipo de comportamiento es muy común en muchísimos padres hoy día.

A menos de que se produzca un cambio en la calidad de los alimentos, debes tomar en cuenta que algunas opciones aparentemente inocentes como ciertos comestibles y bebidas, pueden comprometer tu dieta y especialmente tu salud, por lo cual deberías eliminarlas de tu menú diario.