Muy lejos del mundo occidental, precisamente sobre la cordillera del Himalaya, al sur de China y al noreste de la India, se encuentra el reino de Bután, un pequeño país budista que, en lugar de medir los ingresos económicos nacionales, mide el valor de la felicidad.

Si ponemos nuestro foco en lo que nos hace sentir bien, la felicidad puede ser instantánea. Pero lograr concentrarse en ello requiere muchas veces de un hábito. Hay algunas prácticas diarias que nos ayudan a enfocarnos en el camino de la dicha y la plenitud, como estas que existen en el budismo, y que si se vuelven un hábito, los resultados estarán a la vista.

Hay quienes encuentran en las enseñanzas hindúes una fuente inagotable de sabiduría capaz de otorgar el equilibrio y la armonía que necesitamos. Un especialista de la cultura hindú, a través de una exhaustiva investigación sobre la manera en que ellos conciben la vida, compartió consejos que recibió de hombres sabios de la India sobre lo que debería mantenerse en secreto y por qué.

Cuando alguien nos dice algo que nos duele o tiene una actitud inesperada que nos lastima, lo más habitual es que surja la sensación de dolor o de angustia. Podemos echarle la culpa a esa persona por sentirnos así, podemos también tildarla de egoísta o injusta por no pensar en nuestros sentimientos. Pero sin saberlo, no estamos siendo conscientes de que eso que sentimos es fruto de una elección. Y que por ende elegimos cómo asimilar lo que esa persona nos dijo.

Uno de los procesos más intrigantes para las personas en el mundo occidental es el de la sucesión de los dalái lamas, quienes son elegidos desde muy pequeños y representan una incesante reencarnación de esta importante figura del budismo tibetano. En realidad, según esta escuela de pensamiento, el dalái lama no se elige, sino que se encuentra. Es una búsqueda que llevan a cabo los lamas y altos dirigentes del gobierno tibetano tras la muerte de su líder máximo.

Luego de 12 meses de luto, Tailandia le rendirá homenaje a su fallecido rey Bhumibol Adulyadej con una ceremonia que durará 5 días y en la que se invirtieron más de 30 millones de dólares. Bhumibol Adulyadej ocupó el trono tailandés durante 70 años, durante los que trajo paz y prosperidad al país.