En los últimos días, es probable que aquellos países que se encuentran en Norteamérica hayan sentido fríos extremos. Esto se debe a que el vórtice polar que se encuentra sobre el polo norte estuvo corriéndose hacia el sur, provocando temperaturas muy bajas en Estados Unidos.

Los ciclones tropicales, tifones o huracanes son fenómenos atmosféricos de extrema violencia muy conocidos por todos, en especial por los habitantes de las regiones tropicales y subtropicales que cada año sufren del embate de estos colosales monstruos naturales.

Los dinosaurios están entre las criaturas más fascinantes que han existido en la Tierra. Una de las características más llamativas de estos reptiles fue sin dudas el inmenso tamaño de muchas de sus especies, fenómeno que durante muchos años se ha explicado por algunos expertos como una consecuencia de la alta oxigenación del aire que respiraban. Sin embargo, parece que esta teoría podría ser echada por tierra y te vamos a contar por qué.

La investigación climática más reciente atribuida a la Universidad de Washington ha revelado que las tormentas tropicales de mayor volumen caen en el hemisferio norte. Tal fenómeno tiene su explicación en las variaciones que se producen con las corrientes oceánicas que provienen de los polos, y por ende, a miles de kilómetros de distancia.

Al hablar del cambio climático y los problemas ambientales, los llamados “gases de invernadero” generalmente no tardan en aparecer, pero ¿cuánto sabes sobre éstos? ¿Sabes qué son los gases de invernadero realmente? ¿Conoces sus efectos? Pues es una cuestión de enorme relevancia para todos nosotros y cada uno de quienes habitamos este planeta debemos estar al tanto de la situación. Acompáñame para contestar todas estas preguntas y desarrollar un poco más nuestro conocimiento en el tema.

Las auroras polares se forman entre los 70 y 150 km de altura desde la superficie de La Tierra producto del lanzamiento, por parte del Sol, de inmensas cantidades de rayos y partículas cargadas de energía. Cuando estas partículas penetran en la magnetósfera de la tierra colisionan con las moléculas de gas de la atmósfera, excitándolas y produciendo una luminosidad que se proyecta en la ionósfera.