Jebel Irhoud es una especie de cueva ubicada al oeste de Marrakesh, Marruecos, en donde se cree que hace miles de años vivieron nuestros primeros antepasados.

Estos son algunos sitios, monumentos y joyas profanados o arruinados por la estupidez de algunos seres humanos.

El hallazgo se realizó muy cerca de la zona arqueológica del Templo Mayor de Tenochtitlán, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, y también se encontró parte de una cancha del juego de pelota, “el juego de los dioses”, que los especialistas consideran que fue visitada por el conquistador español Hernán Cortés.

El Templo Mayor es una de las mayores atracciones turísticas de la Ciudad de México. Se le conoce con dicho nombre debido a que en este lugar se encuentran los restos del que fue el edificio principal de la antigua ciudad de Tenochtitlan. Es considerado uno de los principales referentes turísticos y culturales de América Latina, debido a la gran cantidad de descubrimientos arqueológicos -todos ellos muy relevantes- que han ocurrido ahí, como el monolito de la diosa Coyolxauhqui, la escultura de la diosa Coatlicue y la Piedra de Sol o Calendario Azteca.

Hay cosas antiguas, aparentemente sencillas, que llevan siglos cubiertas por el secreto. Con más razón, algunos laberintos de la antigüedad, de por sí complicados, tienen derecho a guardar sus enigmas.

Este fósil llamado Selam —que significa «paz» en idioma Amharic— fue descubierto por un profesor de la Universidad de Chicago en el 2000, en la ciudad de Dikika, Etiopía.